Sus informantes dan a Héctor Berrellez nuevas pruebas, testimonios presenciales y de primera mano del secuestro, tortura y asesinato de Kiki. Así averigua que el suceso tuvo lugar en una residencia del cártel donde estuvieron presentes altos funcionarios del gobierno mexicano y un misterioso cubano. También revelan los intentos del cártel y del gobierno de encubrir el crimen.