En este revelador documental, Giancarlo Granda, antiguo encargado de la piscina del Hotel Fontainebleau, comparte los detalles íntimos de su relación de 7 años con una encantadora mujer mayor, Becki Falwell, y su marido, el incondicional evangélico de Trump, Jerry Falwell Jr. Dirigida por Billy Corben, la película esboza el enredo de Granda con las vidas aparentemente perfectas de los Falwell y la influencia global que este asunto tuvo en unas elecciones presidenciales. La vida de Jerry Falwell -el fallecido tele evangelista de la Mayoría Moral que durante décadas ayudó a catalizar el giro a la derecha de los evangélicos estadounidenses antes de su muerte en 2007- es una historia estadounidense por excelencia. Pero es en la siguiente generación donde la narrativa de Falwell se convierte a la vez en telenovela y cuento moral. La película cubre la caída en desgracia de Jerry Falwell Jr., que tras la muerte de su padre fue colocado en la presidencia del órgano conservador de la familia, la Liberty University. Allí pareció permanecer penosamente esclavo de sus apetitos. Escuchamos testimonios sobre su supuesta tendencia a beber en el trabajo y las entrevistas incómodas y embarulladas entre él y medios de comunicación afines, pero lo más importante es el testimonio de Giancarlo Granda. Granda trabajaba en la piscina de un hotel de Miami cuando conoció a Falwell y a su esposa, Becki, en 2012. Hoy alega que le convencieron para que mantuviera relaciones sexuales con Becki mientras Falwell miraba, y que la pareja mantuvo con él una campaña continua que podría describirse como coercitiva. Sus energías se consumían mientras luchaba contra comportamientos arbitrarios y a veces amenazantes, y culpa al remolino de escándalos que les rodeaba de haber descarrilado su futuro profesional. Granda, que habla con franqueza y sólo en ocasiones se muestra visiblemente emocionado, es su mejor defensor cuando describe a una pareja que, según él, ansiaba su cuerpo y estaba dispuesta a desechar el resto de su persona.
Para maximizar la longevidad, se podría pensar que lo mejor es ir a lo seguro y mantenerse abrigado. Pero algunos científicos creen que deberíamos hacer lo contrario, ya que la exposición a temperaturas extremas puede activar las propias defensas de nuestro cuerpo contra las enfermedades mortales de la vejez. Chris se dirige al gélido Ártico con sus hermanos Liam y Luke para someterse a la terapia de frío definitiva.
Cuando Chris se pone en forma para ‘Thor: Love and Thunder’, necesita tener un cuerpo adecuado para un dios inmortal. Pero también quiere el tipo de músculos que se ha demostrado científicamente que le ayudan a mantenerse fuerte y sano a medida que envejece en la vida real. En colaboración con el gurú de los deportes extremos Ross Edgley, se entrena para un agotador reto de escalada de cuerda de 30 metros, que le convertirá de ser un cuerpo meramente de adorno a ser un cuerpo de verdad fuerte.
Chris siempre ha trabajado para mantener su cuerpo sano; ahora ha llegado el momento de empezar a cuidar su cerebro. La neuróloga Dra. Sharon Sha le reta a adentrarse en la naturaleza sin GPS ni mapas. Formando equipo con su amigo, el artista de las Primeras Naciones Otis Hope Carey, Chris tendrá que sintonizar con la naturaleza para navegar por la remota tierra ancestral de Otis. La excursión despierta los recuerdos más preciados de Chris.
Durante el último año, Chris Hemsworth ha estado explorando la ciencia de vivir más tiempo, haciendo todo lo posible por retener el paso del tiempo. Pero haga lo que haga, tarde o temprano, el envejecimiento y la muerte vencerán. Ahora Chris se enfrenta a su reto más extremo y emocional: tres días en un pueblo de jubilados mientras lleva un traje de envejecimiento que convierte la actividad más sencilla en una tarea hercúlea. Tendrá que cargar con 10 kilos de más y unos zapatos que le desequilibrarán, además de unas gafas para ver mal y unas orejeras acústicas. Más tarde, Chris va a hacer una meditación sobre un lecho de muerte. Está probando la teoría de que la mejor manera de combatir el envejecimiento y el miedo a la mortalidad quizá no sea luchar contra ella, sino aceptarla.
La vida de Jerry Falwell -el fallecido tele evangelista de la Mayoría Moral que durante décadas ayudó a catalizar el giro a la derecha de los evangélicos estadounidenses antes de su muerte en 2007- es una historia estadounidense por excelencia. Pero es en la siguiente generación donde la narrativa de Falwell se convierte a la vez en telenovela y cuento moral. La película cubre la caída en desgracia de Jerry Falwell Jr., que tras la muerte de su padre fue colocado en la presidencia del órgano conservador de la familia, la Liberty University. Allí pareció permanecer penosamente esclavo de sus apetitos. Escuchamos testimonios sobre su supuesta tendencia a beber en el trabajo y las entrevistas incómodas y embarulladas entre él y medios de comunicación afines, pero lo más importante es el testimonio de Giancarlo Granda.
Granda trabajaba en la piscina de un hotel de Miami cuando conoció a Falwell y a su esposa, Becki, en 2012. Hoy alega que le convencieron para que mantuviera relaciones sexuales con Becki mientras Falwell miraba, y que la pareja mantuvo con él una campaña continua que podría describirse como coercitiva. Sus energías se consumían mientras luchaba contra comportamientos arbitrarios y a veces amenazantes, y culpa al remolino de escándalos que les rodeaba de haber descarrilado su futuro profesional. Granda, que habla con franqueza y sólo en ocasiones se muestra visiblemente emocionado, es su mejor defensor cuando describe a una pareja que, según él, ansiaba su cuerpo y estaba dispuesta a desechar el resto de su persona.