Hay pruebas de que la materia oscura constituye el 85% de toda la materia del universo. Podemos ver cómo la materia oscura mantiene unidas las galaxias y desgarra otras estructuras, incluso vemos cómo curva la luz. La propia materia oscura ha existido desde el principio del universo. Sin ella, no estaríamos aquí. Pero si la materia oscura no se puede ver ni tocar, ¿existe realmente? Se cree que la materia oscura es el pegamento cósmico que mantiene unido el universo, pero su búsqueda sigue eludiendo a los científicos hoy en día.
La historia de la Tierra está marcada por una catástrofe cósmica tras otra, forjando el camino de la evolución hasta los humanos. Colisiones de asteroides y cometas, erupciones solares, extinciones masivas, explosiones de supernovas, bombardeos de rayos cósmicos. Lo que sea, lo hemos vivido. Es un milagro que estemos aquí. Ahora, los expertos exploran cómo la Tierra se ha tambaleado al borde de la destrucción.
Expertos exploran la difícil tarea de determinar la edad del cosmos. Comprender la edad del universo es fundamental para entenderlo. Está en el corazón de todo. Queremos saber cuánta masa tiene, cuánta energía contiene y cómo se comporta. Tenemos que precisar este número. La edad del universo no sólo nos permite comprender de dónde venimos, sino también, potencialmente, el destino del universo, lo que ocurrirá dentro de millones y miles de millones de años. La idea de que el universo creció a partir de una bola más pequeña que la cabeza de un alfiler es difícil de entender, pero averiguar cuándo ocurrió parece que debería ser más sencillo. Pero resulta que calcular la edad del universo es bastante complicado.
El profesor Brian Cox comienza su épica exploración del cosmos en esta excepcional serie documental de la BBC, comenzando con los inmensos cuerpos luminosos que aportan luz y calor al universo: las estrellas. Se estima que hay doscientos billones de estrellas en el universo observable, cada una de las cuales desempeña su papel en una historia épica de la creación. Una gran saga que se extiende desde el amanecer de los tiempos, con la llegada de las primeras estrellas, a través de diversas generaciones, hasta la llegada de nuestra propia estrella, el sol, y de un mundo y una civilización que han crecido gracias a su luz.
Los humanos han mirado durante mucho tiempo el cielo nocturno, preguntándose si otras formas de vida e inteligencias podrían estar prosperando en mundos mucho más allá del nuestro. Pero en las últimas décadas, los telescopios ultrasensibles y un tenaz trabajo de detectives han transformado la búsqueda de planetas extraterrestres de ciencia ficción a un hecho real. Esperábamos encontrar mundos similares a los planetas de nuestro sistema solar, pero en cambio descubrimos un montón de mundos exóticos. Animaciones de calidad basadas en los datos del cazador de planetas más exitoso, el telescopio espacial Kepler, muestran estos mundos: planetas hinchados con la densidad del poliestireno, mundos inestables que orbitan dos soles a la vez y gigantes gaseosos a 1000 grados con cielos azotados por vientos titánicos. Pero quizás el descubrimiento más sorprendente fue la cantidad de mundos que pueden ser contendientes para una segunda Tierra, a la distancia adecuada de su sol para tener ese ingrediente tan crucial para la vida tal como la conocemos, el agua líquida. Entre otras cosas, somos testigos del descubrimiento más tentador de todos: una llamada 'súper Tierra', situada en la zona habitable, el área a la distancia justa de un sol para potencialmente albergar vida, y con una débil señal de agua en su atmósfera.
Se cree que la materia oscura es el pegamento cósmico que mantiene unido el universo, pero su búsqueda sigue eludiendo a los científicos hoy en día.