Cada año, en los mares que rodean a Alaska, las ballenas jorobadas, los leones marinos y las orcas, entre otros, dependen de una explosión de vida marina, la proliferación del plancton. Este evento transforma estos mares en los más ricos de la tierra. ¿Pero sobrevivirán estos animales para disfrutar del gran festín? El sol estival enciende el crecimiento del fitoplancton, plantas microscópicas que proliferan en números tan grandes que eclipsan incluso a la jungla del amazonas en abundancia neta de vida vegetal. Estas plantas diminutas son la base de la cadena trófica para el resto de seres vivos, como las ballenas, que migran casi 5.000 km desde Hawai, perdiendo un tercio de su peso.