Un jaguar lucha por conservar su territorio fluvial en Brasil durante una noche que presenta retos y oportunidades para cazar.Cae la noche sobre el humedal tropical más grande del mundo, el Pantanal de Brasil. El bastión del gran felino más misterioso de Sudamérica: el jaguar. Un macho llamado Juru disfruta de los últimos rayos de sol del día. Tiene seis años y pesa más de cien kilos. Es uno de los grandes felinos de mayor tamaño y fuerza de América. Hace dos años que este privilegiado tramo de río es su territorio. Sin embargo, esta noche el dominio de Juru pende de un hilo. Durante una pelea reciente con un macho rival, una de sus patas resultó gravemente herida. Ahora se encuentra débil y hambriento. Los próximos días y noches lo pondrán a prueba como nunca. Tendrá que juntar todas sus fuerzas para defender su río.
Will Smith se enfrenta a sus miedos frente a la naturaleza bajando en kayak por aguas bravas en Islandia. "En mis cinco expediciones, he seguido a los exploradores a entornos bastante terroríficos. Mereció la pena para conocer las maravillas del planeta. Pero cometí muchas imprudencias. Porque cuando me hallo ante la naturaleza en todo su esplendor, me pongo muy nervioso, porque me cuesta comprenderla".
Will Smith descubre los mundos escondidos de lo rápido y lo lento, empezando por el desierto más antiguo de la tierra. Mundos donde las cosas van tan aceleradas o tan despacio que ni siquiera nos damos cuenta de que suceden. Estos mundos escondidos están por todas partes, incluso 30 metros bajo el agua. Cientos de pequeñas anémonas ancladas a las rocas, pero filmadas pacientemente y luego reproduciendolo a cámara rápida, y este mundo en miniatura cobra vida. La lengua de un lagarto tiene el movimiento más rápido del reino animal. Una orca crea una onda de choque con su cola y este pulso puede viajar a través del agua a casi 2.000 km/h para atontar a los arenques que caza.
Hace millones de años, fuerzas increíbles desgarraron la corteza terrestre creando nuestros siete continentes, cada uno con su propio clima distintivo, su terreno distintivo y su vida animal única. Desde el paraíso colorido de América del Sur hasta el calor abrasador de África, ‘Siete mundos, un planeta’ muestra el verdadero carácter de cada continente por turno y revela cómo ha dado forma a toda la vida allí. Déjate sorprender por historias inesperadas. Maravíllate con paisajes icónicos. Y quedarás asombrado por la espectacular vida salvaje. Esta serie es un viaje revelador alrededor de un mundo que pensabas que conocías. Las costas nevadas y las aguas heladas de la Antártida albergan algunas de las especies de vida salvaje más sorprendentes e inusuales del mundo. Sin embargo, incluso aquí, muchas especies enfrentan la extinción debido al rápido cambio climático y la sobreexplotación.
Nuestro planeta helado está cambiando. En este último episodio, conoceremos a los científicos y a las personas que dedican su vida a entender lo que significan estos cambios, no sólo para los animales y las personas que viven allí, sino para el mundo en su conjunto. Nuestro viaje comienza en el Ártico, donde cada verano se desprenden enormes cantidades de hielo de los bordes de los glaciares de Groenlandia que se están derritiendo. El glaciólogo Alun Hubbard se adentra en un molino glaciar para intentar comprender los mecanismos que impulsan esta histórica pérdida de hielo. En otros lugares del Ártico, no sólo está desapareciendo el hielo terrestre. En el Golfo de San Lorenzo (Canadá), los biólogos intentan averiguar cómo afectará la pérdida de hielo marino a la vida de las crías de foca. En la Rusia ártica, con la pérdida de hielo marino en verano, cada vez llegan más osos polares a la isla de Wrangel. Aquí, un guardabosque local y los científicos se enfrentan a los hambrientos osos para evaluar su futura supervivencia. La pérdida de hielo marino no sólo afecta a la fauna, sino también a las personas. En la remota comunidad de Qaanaaq (Groenlandia), los cazadores inuit locales consideran que el hielo es ya demasiado peligroso para viajar y cazar, lo que pone en peligro su modo de vida tradicional. Y estos cambios que se están produciendo en el Ártico tienen el potencial de afectar a la gente más lejos. En la tundra abierta de Alaska, los lagos burbujeantes indican los gases que se liberan del suelo anteriormente congelado, incluido el potente gas de efecto invernadero metano. Hay un lugar en el que se puede observar mejor la magnitud del deshielo del Ártico: desde el espacio. Desde la Estación Espacial Internacional, la astronauta Jessica Meir observa los incendios forestales en toda Europa y reflexiona sobre la interconexión de nuestros cambiantes patrones meteorológicos. La rápida pérdida de hielo también se está produciendo en las altas montañas de los continentes del planeta. El glaciólogo Hamish Pritchard utiliza un sofisticado sistema de radar montado en un helicóptero para intentar cuantificar cuánto hielo queda en los glaciares del Himalaya, hasta ahora inexplorados. Es importante ya que, río abajo, unos 1.200 millones de personas dependen del agua de deshielo de los glaciares como principal fuente de agua dulce. Por último, en la Antártida, conocemos a Bill Fraser, que ha dedicado 45 años de su vida a estudiar el pingüino Adelia. A lo largo de este periodo, ha sido testigo de los cambios en las condiciones meteorológicas y de la extinción de colonias enteras. Estos 'canarios en la mina de carbón' son una señal de que no todo va bien, incluso en el lugar más remoto de la Tierra. Y los cambios que se produzcan aquí pueden afectarnos a todos, por lo que un grupo internacional de científicos tiene la misión urgente de evaluar la estabilidad de una enorme masa de hielo conocida como plataforma de hielo Thwaites. Si este tapón de hielo se derrite y se desliza hacia el océano, aumentará el nivel global del mar, impactando en las comunidades costeras de todo el planeta. Los cambios sin precedentes a los que están asistiendo nuestros científicos pueden ser profundos, pero existe la esperanza de que, mediante una combinación de tecnología y fuerza de voluntad, aún estemos a tiempo de salvar lo que queda de nuestro planeta helado.
Un macho llamado Juru disfruta de los últimos rayos de sol del día. Tiene seis años y pesa más de cien kilos. Es uno de los grandes felinos de mayor tamaño y fuerza de América. Hace dos años que este privilegiado tramo de río es su territorio. Sin embargo, esta noche el dominio de Juru pende de un hilo. Durante una pelea reciente con un macho rival, una de sus patas resultó gravemente herida. Ahora se encuentra débil y hambriento. Los próximos días y noches lo pondrán a prueba como nunca. Tendrá que juntar todas sus fuerzas para defender su río.