Eric C. Conn se convirtió en una celebridad local y tal vez incluso se volvió un héroe a los ojos de las personas a las que estaban ayudando. Colocó vallas publicitarias por todo el condado y sus fiestas eran legendarias. Conn se iba de vacaciones cada mes a lugares exóticos para hacer turismo sexual y sus 16 matrimonios eran la comidilla de la ciudad. En el tercer episodio, un nuevo fiscal federal comienza a trabajar en el caso. Las cosas toman un giro oscuro cuando varios de los antiguos clientes de Conn comparten sus experiencias. Buscado por el FBI, perseguido por las autoridades, la historia pronto se convierte en un suspense enrevesado. Tampoco es una coincidencia, dado que Conn menciona en numerosas ocasiones que se compara con James Bond. Un James Bond con un toque de Robin Hood.
Jennifer Griffith y Sarah Carver trabajaban para la Administración de Incapacidades y se dieron cuenta de toda esta corrupción de primera mano. Escribieron a la Administración de la Seguridad Social, escribieron a los abogados, escribieron al presidente de los Estados Unidos. Pero sus quejas no tuvieron eco hasta que se publicó el artículo del Wall Street Journal. Entonces, con la atención nacional puesta en Conn, el Senado, el FBI y la SS (que había estado permitiendo el fraude todo el tiempo) finalmente intervinieron. En este cuarto episodio final, Eric Conn hace que el gobierno busque una aguja en un pajar para incriminarle. Los efectos colaterales del fraude le pasan factura a una comunidad de Kentucky, ya de por sí en apuros.
Charles Franz habla de su relación con el Padre Maskell cuando era un joven estudiante y revela lo que sabe sobre la relación de la Iglesia con Maskell. La hermana de Cathy ve el collar que le regaló Edgar Davidson y pregunta si tiene algún significado. Podrían existir ADN y pruebas potenciales que pudieran ayudar a resolver el crimen, que forzarían a la policía a actuar. Un comité aboga por los derechos de las víctimas en Maryland, pero obtener justicia puede ser difícil y el tiempo no se detiene para nadie.
En 2011, un abogado de la Seguridad Social llamado Eric C. Conn y un juez llamado David Daugherty fueron investigados por cometer un fraude masivo durante muchos años. Conn se dio cuenta de que le pagarían un fuerte anticipo por cada pago de incapacidad de la Seguridad Social que consiguiera aprobar, así que él y Daugherty (que necesitaba dinero rápido para pagar el próximo juicio por narcotráfico de su hija, lo que presumiblemente significaba sobornar a un montón de gente) llegaron a un acuerdo. En este segundo episodio vamos a ver que a medida que la prensa destapa el escándalo, los investigadores recogen pruebas contra Eric y el juez Daugherty. También como los denunciantes son sometidos a fuertes presiones.
Tras las inesperadas victorias de Rusia y Qatar en las candidaturas a los Mundiales de 2018 y 2022, salen a la luz transacciones turbias que sugieren sobornos y traiciones. El emirato del desierto ha vencido a Australia, Japón, Corea del Sur y EE. UU. Según Obama, el organismo organizador ha tomado una mala decisión al elegir a Qtar antes que a EE. UU. Al mundo le impactó que Qtar 2022 hubiera ganado. Pero ¿cómo ganaron? O sea, ¿cómo sucedió?
En el tercer episodio, un nuevo fiscal federal comienza a trabajar en el caso. Las cosas toman un giro oscuro cuando varios de los antiguos clientes de Conn comparten sus experiencias. Buscado por el FBI, perseguido por las autoridades, la historia pronto se convierte en un suspense enrevesado. Tampoco es una coincidencia, dado que Conn menciona en numerosas ocasiones que se compara con James Bond. Un James Bond con un toque de Robin Hood.