Sea testigo de los poderes secretos de animales extraordinarios, experimente el mundo como ellos y vea el lado SUPER/NATURAL de la naturaleza como nunca antes. Producida por James Cameron y narrada por Benedict Cumberbatch, esta serie de documentales utiliza las innovaciones científicas y la tecnología cinematográfica más avanzadas para revelar los poderes secretos y los supersentidos de los extraordinarios animales del mundo. Vea flores como las ve una abeja, escuche conversaciones entre elefantes marinos o vuele a lo largo de un campo de fútbol junto con ardillas que brillan en la oscuridad. Se dice que en la naturaleza solo sobreviven los más fuertes. Pero cuando la cooperación y la comunicación unen a los animales y a las plantas combinando sus superpoderes incluso los más vulnerables pueden volverse imparables. Si crees conocer la naturaleza, vuelve a planteártelo.
No hay una prueba mayor para la vida que el invierno polar, con las temperaturas cayendo debajo de -70ºC, total oscuridad y vientos de 200 km/h. Solamente unos pocos supervivientes apuestan por permanecer. Veremos osos polares y sus crías, patos, una batalla entre un lobo y un bisonte, las ratones de campo esquivando al gran búho gris en sus madrigueras pero sin lograrlo con la comadreja, pingüinos emperador protegiendo su precioso huevo de las fieras tempestades polares, focas de Weddell recorriendo corales entre criaturas que parecen de otro planeta.
El segundo programa trata de los mecanismos del vuelo. Sir Attenborough observa las pardelas de Japón, que saltan desde los árboles para darse un buen impulso. Los albatros son tan grandes que solo pueden despegar después de una buena carrera para crear suficiente flujo de aire en sus alas. Una combinación de aerodinámica y corrientes ascendentes de aire o térmicas junto con el batir de alas o el planeo es lo que mantiene a un pájaro en el aire. Aterrizar requiere menos energía pero también una gran destreza, particularmente para los pájaros grandes, como los cisnes. El peso se ahorra al máximo teniendo un pico de queratina en vez de hueso, un revestimiento de plumas y una constitución ligera. El halcón peregrino es quien ostenta el récord de rapidez volando, picando a 300 km/h. Los búhos tienen éxito en la caza volando despacio. Los colibrís baten sus alas 25 veces por segundo. Veremos también los hábitos de los pájaros migratorios, sus grandes viajes, usando las estrellas y el sol para navegar
Este episodio se centra en los pájaros que se sustentan de comer carne y sus métodos de caza. En Nueva Zelanda, Sir Attenborough observa a los keas, una especie de loro oportunista, acechando unos poyuelos en la madriguera de una pardela. Analizaremos los hábitos de los búhos, halcones y águilas. Para perseguir sus víctimas, sus sentidos de la vista y el oído son muy agudos. Los buitres comen carne que otros han dejado y también su sentido del olfato es muy agudo en algunas especies. Las águilas son muy territoriales y veremos dos águilas marinas en un combate aéreo. Los halcones de las Galápagos cazan iguanas marinas durante su época de apareamiento. El halcón corredor africano es capaz de extraer animales de sus madrigueras merced a sus piernas largas con doble articulación. El alcaudón no tiene un pico afilado ni garras adecuadas para despedazar sus presas, por lo que las impala en las espinas de las acacias. También veremos al azor y al halcón peregrino en acción
En el extremo norte de nuestro planeta se encuentra el mayor hábitat terrestre de la Tierra, hogar de bosques cubiertos de nieve y de la gélida tundra abierta. Estas son tierras extremas que llevan a los animales a sus límites: en invierno son tan frías que gran parte del suelo ha permanecido congelado desde la última edad de hielo. Para tener alguna posibilidad de sobrevivir, los animales deben adaptarse de forma extrema: aquí una súper manada de lobos, de 25 miembros, se ha unido para enfrentarse a la única presa grande de la que disponen en invierno, el bisonte americano. En la tundra abierta, un zorro ártico debe buscarse la vida solo. Es un vagabundo y recorrerá muchos cientos de kilómetros en busca de pequeños lemmings, escondidos en las profundidades. La única forma de llegar a ellos es con una zambullida de cabeza. En el remoto extremo oriental de Rusia, un raro leopardo de Amur merodea por un bosque aparentemente vacío y cubierto de nieve. Con pocas presas disponibles, debe usar su ingenio para encontrar una comida. Sigue a los cuervos con la esperanza de encontrar carroña, pero no debe quedarse mucho tiempo, ya que comparte el bosque con un gran felino mucho más grande pero igualmente hambriento, el tigre siberiano. Con la llegada de la primavera, los bosques comienzan a descongelarse y la vida regresa. Bajo el suelo, emerge ahora un nido de pequeñas crías de tortuga pintada, que han permanecido congeladas en un estado de animación suspendida durante todo el invierno. Al norte, pasa un mes más antes de que el calor del sol bañe el suelo congelado de la tundra. Bajo tierra se encuentra una pequeña reina de las nieves, una abejorro de Laponia. Es la única superviviente de su colonia -el resto pereció en la helada invernal-, pero su gran tamaño, su cuerpo peludo y el anticongelante en su sangre le han permitido sobrevivir. Ahora tiene prisa. Debe alimentarse y criar a su prole en la breve ventana del verano, mientras las flores están floreciendo. Los búhos nivales también utilizan la tundra abierta para reproducirse: una pareja ha criado un nido lleno de mullidos polluelos. Con 24 horas de luz para cazar, los abnegados padres traen comida tras comida para su creciente cría. Pero un día regresan y encuentran el nido vacío. Hoy en día, el mayor reto de la tundra es el cambio climático. El calentamiento de los veranos está derritiendo el permafrost en las profundidades del suelo, provocando el deshielo y, en algunos lugares, el colapso de la tierra. Estos cambios también afectan a los animales. Los caribúes llegan en manadas de 200.000 individuos para criar a sus crías en los ricos pastos, pero el calentamiento significa que los mosquitos emergen antes y molestan a las crías antes de que hayan tenido la oportunidad de ganar fuerza. Los padres llevan a sus crías a tierras más frescas y libres de mosquitos, pero para llegar hasta allí deben cruzar ríos con mayor cantidad de agua de deshielo y escapar de los hambrientos osos pardos. Ellos, al igual que la mayor parte de la fauna de la tundra, están adaptados a vivir en los extremos, pero el desafío del actual calentamiento del clima podría ser un problema de más.
Se dice que en la naturaleza solo sobreviven los más fuertes. Pero cuando la cooperación y la comunicación unen a los animales y a las plantas combinando sus superpoderes incluso los más vulnerables pueden volverse imparables. Si crees conocer la naturaleza, vuelve a planteártelo.