En 2011, un abogado de la Seguridad Social llamado Eric C. Conn y un juez llamado David Daugherty fueron investigados por cometer un fraude masivo durante muchos años. Conn se dio cuenta de que le pagarían un fuerte anticipo por cada pago de incapacidad de la Seguridad Social que consiguiera aprobar, así que él y Daugherty (que necesitaba dinero rápido para pagar el próximo juicio por narcotráfico de su hija, lo que presumiblemente significaba sobornar a un montón de gente) llegaron a un acuerdo. En este segundo episodio vamos a ver que a medida que la prensa destapa el escándalo, los investigadores recogen pruebas contra Eric y el juez Daugherty. También como los denunciantes son sometidos a fuertes presiones.
Eric C. Conn se convirtió en una celebridad local y tal vez incluso se volvió un héroe a los ojos de las personas a las que estaban ayudando. Colocó vallas publicitarias por todo el condado y sus fiestas eran legendarias. Conn se iba de vacaciones cada mes a lugares exóticos para hacer turismo sexual y sus 16 matrimonios eran la comidilla de la ciudad. En el tercer episodio, un nuevo fiscal federal comienza a trabajar en el caso. Las cosas toman un giro oscuro cuando varios de los antiguos clientes de Conn comparten sus experiencias. Buscado por el FBI, perseguido por las autoridades, la historia pronto se convierte en un suspense enrevesado. Tampoco es una coincidencia, dado que Conn menciona en numerosas ocasiones que se compara con James Bond. Un James Bond con un toque de Robin Hood.
Jennifer Griffith y Sarah Carver trabajaban para la Administración de Incapacidades y se dieron cuenta de toda esta corrupción de primera mano. Escribieron a la Administración de la Seguridad Social, escribieron a los abogados, escribieron al presidente de los Estados Unidos. Pero sus quejas no tuvieron eco hasta que se publicó el artículo del Wall Street Journal. Entonces, con la atención nacional puesta en Conn, el Senado, el FBI y la SS (que había estado permitiendo el fraude todo el tiempo) finalmente intervinieron. En este cuarto episodio final, Eric Conn hace que el gobierno busque una aguja en un pajar para incriminarle. Los efectos colaterales del fraude le pasan factura a una comunidad de Kentucky, ya de por sí en apuros.
En este segundo episodio, una mujer confiesa que se convirtió en Internet en portavoz del discurso de odio de uno de los tantos grupos de nacionalistas blancos que pululan en Estados Unidos. Y el hecho terminó violencia racista y muerte durante un evento. 'Tuve que empezar a darme cuenta de lo que estaba apoyando. ¿Era la víctima o era también una villana?', dice Samantha mirando a cámara. De la mano del racismo, el verdadero crimen digital no parece tener respiro, y por eso se mostrará cómo funcionan esos supremacistas con buena conexión Wi-Fi.
En el quinto episodio veremos desde fraudes con bebés de peluche falsos hasta el delito fiscal. Una persona se plantea si podría hacer ingresos de dinero a nombre de personas muertas. Resulta que si se puede. También veremos un intento de fraude de dos piratas informáticos al IRS: el organismo federal de Estados Unidos encargado de la recaudación fiscal. Estos hábiles hackers analizan los esquemas cibernéticos y terminan en el punto de mira de las autoridades.
En este segundo episodio vamos a ver que a medida que la prensa destapa el escándalo, los investigadores recogen pruebas contra Eric y el juez Daugherty. También como los denunciantes son sometidos a fuertes presiones.