El sultán otomano Mehmed II emprende una campaña épica para tomar la capital bizantina de Constantinopla. Veintitrés ejércitos han intentado tomar la legendaria ciudad y todos han fracasado. De la carnicería, un gobernante saldrá victorioso y marcará el curso de la historia durante siglos. Para que un imperio se eleve, otro debe caer. Los otomanos, antiguos señores de la guerra y nómadas de Anatolia que han construido un floreciente imperio, son la mayor amenaza para los 1.100 años del Imperio Romano de oriente. La muerte del sultán otomano Murad II en 1451 desencadena una cadena de acontecimientos que pronto llevará a otomanos y romanos al borde de la guerra. Tras reclamar el trono otomano, Mehmed II envía una señal inequívoca al emperador bizantino Constantino XI.
En la primera temporada de ‘El gran Imperio Otomano’, que pronto estará disponible en nuestro sitio web, el sultán Mehmed II ganó la batalla por la conquista de la gran ciudad de Constantinopla. Ocho años después, Mehmed disfruta del poder de su reinado sobre el Imperio Otomano y ostenta una tremenda reputación en todo el mundo. Sus ojos miran ahora hacia occidente, con la ambición de hacerse con el control de toda Europa. Sin embargo, hay una piedra en su zapato en forma de Vlad Drácula, el Voivoda de Valaquia, un estado vasallo de los turcos. La segunda temporada narra el enfrentamiento entre Mehmed y Vlad, en el que ambas figuras históricas se enfrentarán en una feroz y recordada batalla. En el primer episodio, Vlad y su hermano Radu fueron dejados por su padre al cuidado de Mehmed I, como garantía de que no traicionaría al sultán y no ayudaría a los húngaros, algo que se sospechaba mucho. Con el tiempo, Vlad llegó a ser coronado en el trono de Valaquia y su exaltación y arrogancia, así como el resentimiento contra el sultán y su imperio, le llevaron a desafiarlo. Cuando la amenaza de su rebelión se hizo más grande que nunca, Mehmed se preparó para la batalla y movilizó su poderosa máquina de guerra para derrotarlo.
Mehmed II envía sus tropas de élite contra las defensas del emperador Constantino a lo largo de las antiguas murallas de piedra de la ciudad. Los defensores, dirigidos por el soldado italiano Giovanni Giustiniani, repelen todos los ataques. Los hombres de Mehmed excavan túneles subterráneos en un intento de destruir las murallas. Las tornas se vuelven en contra de los otomanos cuando se produce un bloqueo naval.
Es el momento en el que ambas partes se dan cuenta de que no se pedirá ni se dará cuartel. Rendirse ya ni siquiera es una opción. Estás en esto hasta el final. O mueres o triunfas, y no hay otra alternativa. En medio de una espiral de brutalidad y baja moral, Mehmed le hace una tentadora oferta a Giustiniani. El gran visir insta a Mehmed a buscar una tregua con su rival.
Cuando Vlad Drácula mató a los mensajeros del dultám Mehmed II, fue una declaración de que no pagaría más sus tributos anuales y dejaba claro que Vlad quería una guerra contra Mehmed. Entonces el sultan envió a Mara para convencer al rey húngaro Matthias Corvinus de una alianza. El ejército de Vlad Drácula contaba con menos de 30.000 hombres, pero invadió Bulgaria y empezó a matar a los hombres de Mehmed en 1462. Robaba y usaba los uniformes de los otomanos para sus ataques contra el imperio. Vlad también destruyó muchos puertos que estaban bajo el sultán Mehmed II en el Danubio. El sultán Mehmed II tenía que cruzar el Danubio para llegar a la capital de Valaquia, Târgoviște, y derrotar a Vlad. Mehmed se enfrentó al reto de transportar 100.000 hombres a través del río. Junto con los hombres, tuvo que transportar también cañones y caballos. La primera unidad en cruzar el río Danubio incluía a Mahmud Pasha, que era el hombre de mayor confianza de Mehmed II. Se avecina una batalla épica a lo largo del río Danubio, y Vlad lleva las de ganar.
Los otomanos, antiguos señores de la guerra y nómadas de Anatolia que han construido un floreciente imperio, son la mayor amenaza para los 1.100 años del Imperio Romano de oriente. La muerte del sultán otomano Murad II en 1451 desencadena una cadena de acontecimientos que pronto llevará a otomanos y romanos al borde de la guerra. Tras reclamar el trono otomano, Mehmed II envía una señal inequívoca al emperador bizantino Constantino XI.