Impulsado por una ambición despiadada de conquistar el centro de Japón, Nobunaga ha destruido a muchos enemigos que lo habían subestimado. Sus feroces campañas para debilitar a las poderosas instituciones budistas han puesto en su contra a grandes grupos de la población. La crueldad de Nobunaga hace que algunos generales cuestionen su liderazgo, lo que resulta en una traición que transforma el panorama político para siempre.