La serie, con los últimos adelantos en técnicas de animación por ordenador, aplica las leyes de la vida en la tierra al resto de la galazia, uniendo los hechos con la ciencia ficción para intentar adivinar como sería la vida en otros planetas. En el prólogo, el astrónomo Didier Queloz nos explica los descubrimientos en materia de exoplanetas y cómo son analizados. En el primer episodio el mundo imaginario es Atlas, un planeta con más gravedad que la tierra y una atmósfera más densa, que permite la existencia de criatura voladoras. Explicando los seres que habitan Atlas, veremos aspectos de la vida en nuestro planeta.
La mayoría de planetas que conocemos son tan infernales que parece imposible que nada pueda vivir allí. Pero aún así, es sorprendente donde puede resistir la vida en la Tierra. Los astrobiólogos busca microbios llamados extremófilos en lugares como al depresión de Danakil, conocida en Etiopía como 'Las puertas del infierno'. En el segundo capítulo, el mundo imaginario es Janus, un planeta con una órbita tan cercana a su estrella que su rotación está frenada por su atracción gravitatoria y siempre muestra la misma cara a su sol. En un lado del planeta, es siempre de día, un tórrido desierto. En su polo opuesto, hay siempre una noche congelada. Entre ellos, una franja de perpetuo crepúsculo. El agua derretida fluye desde su cara fría, excavando cañones en el paisaje. En lo profundo de estos cañones viven unas extraordinarias criaturas de cinco patas.
El mundo imaginado Eden orbita no una estrella, sino dos. La luz de sus estrellas gemelas potencia la fotosíntesis, bombeando más oxígeno en su atmósfera que en la Tierra, permitiendo prospera a la vida. Los herbívoros están en constante alerta porque el bosque es el hogar de predadores perfectamente evolucionados para vivir entre los árboles. En el tercer episodio se tratará también el papel que podrían desempeñar los hongos en los exoplanetas. El ecologista Thomas Crowther nos habla del papel que las redes de micelio juegan en el bosque de Rothiemurchus en Escocia.
¿Qué clase de civilizaciones alienígenas podrían existir en la vastedad del espacio? Terra es el mundo imaginado en el cuarto episodio, un planeta de 9.000 millones de años de antigüedad, el doble que la Tierra. Suficientemente antiguo para que una inteligencia verdaderamente avanzada haya evolucionado. Una vez fue un mundo fértil, pero ahora esta desierto. Pero la vida puede aún prosperar en recintos cerrados artificiales. Con el tiempo, los seres que lo habitan han evolucionado para no necesitar sus cuerpos y existen solo como tejido neuronal. Ni envejecen ni mueren y son servidos por robots. Si las civilizaciones alienígenas son tan probables estadísticamente, ¿por qué los astrónomos no han encontrado signo alguno de ellas? ¿Dónde están todos? Cada vez que los buscamos en una estrella individual es como recoger un cubo de agua en el océano. Vamos a tener que mirar un buen número de estrella y buscar en un montón de datos hasta que encontremos la pista que nos lleve a otra civilización.
Nintendo, una empresa japonesa de cartas, entra en el mundo de los videojuegos. Para ser competitivos en un Japón en proceso de modernización, su cartera se amplió para incluir juguetes y recreativos. La compañía arrasa con Donkey Kong y Súper Mario. Más tarde, triunfa con la Nintendo Entertainment System entre los que juegan en casa.
En el primer episodio el mundo imaginario es Atlas, un planeta con más gravedad que la tierra y una atmósfera más densa, que permite la existencia de criatura voladoras. Explicando los seres que habitan Atlas, veremos aspectos de la vida en nuestro planeta.