Protagonizado por figuras de renombre mundial y por los principales científicos del mundo, 'La dieta que nos conduce a la extinción' nos lleva a un viaje sorprendente. Este poderoso documental nos abre los ojos al mostrarnos al elefante haciendo estragos en la cacharerría del que nadie quiere hablar: La producción insostenible de ganado para carne conduce a la deforestación, al aumento de la contaminación y al expolio de recursos. Alarmante y entretenido, el documental te hará no volver a mirar de la misma manera a tu comida o la industria alimentaria. No podemos seguir negando la destrucción de nuestro planeta. Los daños son evidentes y no tenemos otro lugar al que ir. Ha llegado el momento de enfrentarse a la verdad, por incómoda que sea: estamos en tiempo prestado. Pero todos los días tenemos el poder de elegir buenos alimentos para nuestro planeta, nuestro paladar y nuestra salud.
¿Y si pudiéramos hablar con los animales? Desde que compartimos la vida con nuestras mascotas, no paramos de buscar mejores maneras de comunicarnos. En el estado de Washington, Alexis Devine y su perrita Bunny creen haber encontrado una manera genial de comunicarse. Alexis llegó más lejos que la mayoría, con un sistema de botones para comunicarse cada uno programado con palabras pregrabadas, Tiene 90 botones para poder expresarse, y hasta parece que los combina para hacer frases sencillas. La parlanchina perrita Bunny abre el camino a la comunicación con mascotas. Aunque ya hay una mascota arrasando en cuanto al lenguaje se refiere. Los maestros indiscutibles de la comunicación verbal son los loros domésticos. Los loros dominan el arte de la expresión oral. Hasta han aprendido a engañar a los dispositivos diseñados para reconocer voces humanas.
El último episodio explora la Mescalina, la molécula psicoactiva del cactus San Pedro y del peyote, una medicina sagrada por cuyo uso los indígenas americanos han tenido que luchar. En las prácticas indígenas siempre hay un anciano, alguien que conoce muy bien el territorio, que preside. Suele haber un grupo, una comunidad involucrada, siempre hay una intención, un propósito en lo que se hace, y se trata como algo sagrado, con el fin de alcanzar estados alterados de conciencia, que contribuyen a la adoración de diversas maneras, o a la celebración o a la curación. Pero quizá todo esto no sea tan nuevo para la cultura occidental después de todo. En las antiguas historias griegas de Eleusis, las personas que se iniciaban allí recibían la bebida, el Ciceón, y luego tenían la iluminación. La receta exacta es un misterio, pero sabemos que el Ciceón era un brebaje psicoactivo que se utilizaba en los misterios de Eleusis, un ritual anual sagrado de iluminación practicado por algunas de las mentes más grandes del mundo, como Sócrates, Platón y Aristóteles. ¿Por qué se acabó este ritual hace más de 1.000 años? ¿Acaso la posibilidad de iluminarse o de alcanzar una conciencia superior se consideraba una amenaza para los poderes fácticos? ¿Han sido las guerras de la droga una mera extensión de ese miedo? Los psicodélicos tienen un papel importante en cómo podemos sanar como comunidad, cómo podemos sanar como ciudad y cómo podemos sanar como país. El actual renacimiento de los psicodélicos no podría llegar en mejor momento, ya que el mundo se enfrenta a una crisis de salud mental. Pero los psicodélicos tienen mucho que ofrecer. La experiencia psicodélica cambia la mente de maneras que ayudarán a los científicos a entender mejor su funcionamiento. Todos estos estados alterados nos permiten indagar en lo que es el mayor misterio de toda la naturaleza: La aparición a partir de la mera materia de algo tan milagroso como la conciencia. Pero una cuestión aún más importante es si los psicodélicos podrían ayudarnos a abordar la crisis medioambiental de cómo pensamos en nuestro lugar en la naturaleza. Uno de los mayores regalos de los psicodélicos es cómo reaniman el mundo natural, permitiéndonos percibir el sujeto, el espíritu de todas las especies, no sólo la nuestra. Y sentir una sensación más profunda de interconexión con la naturaleza.
Esta muy esperada docuserie explora en profundidad lo que las drogas psicodélicas pueden enseñarnos sobre la conciencia, la muerte, la adicción, la depresión y la trascendencia. El cineasta Alex Gibney y el autor de éxito Michael Pollan la presentan en cuatro partes, cada una de ellas centrada en una sustancia diferente que altera la mente: LSD, psilocibina, MDMA y mescalina. Con Pollan como guía, viajamos a las fronteras del nuevo renacimiento psicodélico y miramos el contexto histórico casi olvidado, para explorar el potencial de estas sustancias para sanar y cambiar las mentes, así como la cultura. El primer capítulo es una gran introducción sobre el LSD, desde sus orígenes en 1943 hasta la tendencia actual de las microdosis para aquellos que aún no saben mucho sobre el tema, y un divertido y entretenido repaso del LSD incluso para los expertos en la materia. El programa nos lleva a un viaje a través de la historia de este poderoso compuesto, desde su descubrimiento y sus primeros usos médicos, pasando por los estudios secretos de control mental de la CIA, la contracultura y su prohibición, hasta nuestro actual renacimiento. Incluye increíbles filmaciones del inventor del LSD, Albert Hofmann, y poderosos testimonios personales de personas que han curado su sufrimiento gracias al LSD.
En este quinto episodio veremos como un austroposeidón arrasa los árboles en busca de la vegetación fresca. Un viaje a través de una cueva subterránea en Norteamérica se vuelve peligroso cuando un joven tricerátops se separa de su madre. Un carnotaurio macho prepara el escenario para una exhibición extravagante. Una hembra de qianzhousaurio aprovecha una tormenta de otoño para cazar un corythoraptor. Una familia de edmontosaurios evaden un incendio forestal, mientras un atrociraptor y un anquilosaurio aprovechan esa oportunidad. Unos therizinosaurios jóvenes intentan trepar hasta un nido de abejas. Un hatzegopteryx caza a un zalmoxes y patrulla la densa maleza y la costa azotada por la marea.
No podemos seguir negando la destrucción de nuestro planeta. Los daños son evidentes y no tenemos otro lugar al que ir. Ha llegado el momento de enfrentarse a la verdad, por incómoda que sea: estamos en tiempo prestado. Pero todos los días tenemos el poder de elegir buenos alimentos para nuestro planeta, nuestro paladar y nuestra salud.