Sumérgete con David Attenborough en un mundo donde una sola vida puede durar mil años. Mira cosas que ningún ojo ha visto jamás y descubre la dramática y hermosa vida vegetal de la Tierra. En el primer episodio, Sir David Attenborough visita Sudamérica y Borneo para mostrarnos cómo los bosques tropicales aglutinan la mayor variedad de plantas y animales del planeta. Las ramas superiores de los árboles gigantes sostienen un mágico jardín que mira al cielo, donde una variedad casi infinita de flores compiten por la atención de colibríes e insectos. Es un entorno de extraordinaria belleza, pero también de una intensa competencia: los trópicos son auténticos campos de batalla de las plantas. Las plantas necesitan luz. Cuando cae un árbol viejo, la luz del sol penetra en la vegetación, disparando el pistoletazo de salida de una carrera por las alturas. Las plántulas luchan con brotes, ganchos de agarre y hojas gigantes, que condenan a otros a la sombra.
En las profundidades de los bosques del norte de Italia se encuentra la preciada trufa blanca de Alba. Objeto de deseo por los mayores mecenas del mundo, sigue siendo un elemento al que rodea un extraño misterio. No puede ser cultivada ni hallada: los únicos del planeta que saben cómo desenterrarlas son un pequeño grupo de ancianos italianos que caminan con bastón, que tienen un endiablado sentido del humor y que sólo van a su búsqueda por la noche, para que no quede ningún rastro de su manera de trabajar. Aún así, este pequeño enclave provoca un enfebrecido mercado que abarca el mundo entero.
Jeremy Clarkson decide convertirse en naturalista. 'El número de insectos ha disminuido en un 25% en treinta años, y sigue bajando. Sin insectos, terminaría toda la vida en la Tierra. Los lugares donde les gusta vivir a los insectos desaparecen y he decidido hacer algo al respecto. Mi plan es hacer que mis setos, mis valles, mis bosques y mis arroyos sean más atractivos para los animalejos. Básicamente, voy a dejar partes de la granja intactas. Dejaré que la Madre Naturaleza esté al volante. Vamos a repoblar.'
El mundo imaginado Eden orbita no una estrella, sino dos. La luz de sus estrellas gemelas potencia la fotosíntesis, bombeando más oxígeno en su atmósfera que en la Tierra, permitiendo prospera a la vida. Los herbívoros están en constante alerta porque el bosque es el hogar de predadores perfectamente evolucionados para vivir entre los árboles. En el tercer episodio se tratará también el papel que podrían desempeñar los hongos en los exoplanetas. El ecologista Thomas Crowther nos habla del papel que las redes de micelio juegan en el bosque de Rothiemurchus en Escocia.
En los bosques boreales de Europa, un oso pardo se enfrenta a los lobos e intenta encontrar pareja bajo las estrellas. El bosque boreal europeo está tan al norte que, en invierno, las noches duran hasta veinte horas. Esta zona forestal es el hogar de una población de unos osos misteriosos que viven gran parte del tiempo de noche. Pero ahora, gracias a las cámaras de baja luminosidad, podemos ver su mundo nocturno como si fuera de día.
Las ramas superiores de los árboles gigantes sostienen un mágico jardín que mira al cielo, donde una variedad casi infinita de flores compiten por la atención de colibríes e insectos. Es un entorno de extraordinaria belleza, pero también de una intensa competencia: los trópicos son auténticos campos de batalla de las plantas. Las plantas necesitan luz. Cuando cae un árbol viejo, la luz del sol penetra en la vegetación, disparando el pistoletazo de salida de una carrera por las alturas. Las plántulas luchan con brotes, ganchos de agarre y hojas gigantes, que condenan a otros a la sombra.