El episodio final trata de las plantas que viven en ambientes hostiles. David Attenborough visita la isla de Ellesmere Island, cerca del círculo ártico para demostrar su adaptabilidad a los más inhóspitos lugares. Los líquenes crecen en las rocas y durante el verano aparecen flores que permanecen cercanas al suelo para evitar el viento gélido. En Tasmania las plantas conservan el calor creciendo formando cojines que actúan como paneles solares. Las lobelias del Monte Kenya tienen un abrigo de piel de formado por densos pelos en sus hojas". Los cactus saguaros son capaces de retener vastas reservas de agua, que no pierden por evaporación al haber eliminado sus hojas.