¿Cómo llegó a existir el universo? Gracias a una serie de descubrimientos, nuestras misiones espaciales más poderosas han desvelado 13.800 millones de años de evolución cósmica y han revelado la historia de nuestro universo desde su nacimiento hasta la llegada de nuestra naciente civilización. Nuestra guía en esta odisea de regreso a los albores de los tiempos es la luz. Los telescopios son máquinas del tiempo: al observar el universo distante, abren una ventana al pasado. Un telescopio más que cualquier otro nos ha ayudado a viajar a través de la historia del universo: el Telescopio Espacial Hubble de la NASA. Sorprendentemente, Hubble incluso ha encontrado una de las primeras galaxias que existieron en el universo, que nació hace unos 13.400 millones de años. Es un descubrimiento que indica los inicios de nuestra propia Vía Láctea. Realistas imágenes generadas por ordenador dan vida a esta antigua galaxia, permitiéndonos presenciar por nosotros mismos el primer amanecer. Fue el comienzo de una relación entre estrellas y planetas que, en un mundo lejano, conduciría al origen de la vida y, en última instancia, a nosotros. Los increíbles descubrimientos del Hubble han permitido a los científicos reconstruir una gran parte de nuestra historia cósmica, pero no pueden llevarnos al momento más importante de la historia: el Big Bang. Durante décadas, el momento en que comenzó el universo fue objeto de pura especulación, pero al combinar la astronomía y la cosmología, los científicos finalmente encontraron una manera de poner a prueba sus teorías y estudiar los eventos trascendentales que tuvieron lugar durante el Big Bang. Pueden hacer esto porque el telescopio espacial Planck de la Agencia Espacial Europea ha visto el resplandor del Big Bang, algo que llamamos Fondo Cósmico de Microondas. El detalle tan fino que Planck nos daba ha ayudado a confirmar algo notable: el Big Bang puede no ser el comienzo. Hubo un tiempo antes del amanecer, un lugar más allá de lo que podemos comprender. El profesor Brian Cox nos transporta a la fracción de segundo anterior al Big Bang, cuando se plantaron las semillas de nuestro universo.
Todo lo que vive en tierra, sea animal o planta, depende del agua dulce. Aunque solo un porcentaje de ella está disponible: La mayor parte del agua dulce del planeta está congelada alrededor de los polos. Incluso lejos de las regiones polares, la mayoría del agua dulce se congela en invierno. La necesidad de agua dulce es tan fuerte como siempre. Sin embargo, su disponibilidad se está haciendo cada vez más impredecible e incierta para la mayoría de las especies. No estamos solos en la necesidad de agua, pero solo nosotros tenemos la capacidad de asegurar que el agua dulce del mundo fluya y solo nosotros podemos determinar cómo será compartida.
El último episodio examina la frágil interdependencia que existe entre los bosques y la amplia variedad de sus residentes que, entre otro muchos, incluyen el águila calva, los lobos y los tigres siberianos. Más de la mitad de los árboles del mundo, de hoja perenne y hoja caduca, se yerguen en grandes agrupaciones. Para muchos de nosotros, son lugares de misterio y oscuridad. Son fundamentales para nuestro clima y el hogar de incontables especies únicas. El bosque boreal contiene 750 mil millones de árboles, y almacena más del 40 % del carbono del mundo, lo que lo hace un elemento vital en la lucha contra el cambio climático. En el pasado, hemos destruido bosques sin pensarlo. Aun así, los bosques poseen una increíble capacidad de recuperación. Si elegimos entregarle a los bosques el tiempo y espacio que necesitan, podrían volver a envolver la tierra con gran parte de las ricas y variadas comunidades de animales y plantas que tan recientemente hemos robado. Un futuro con más bosques es la clave para la sostenibilidad de nuestro planeta.
Las plantas acuáticas crean algunos de los hábitats más bellos, extraños e importantes de la Tierra. Para sostenerse en los torrentes, algunas plantas utilizan una especie de pegamento. Otras están dotadas de armas feroces para librar titánicas batallas por el espacio. Otras forman esferas perfectas y escapan de los animales enemigos rodando. Donde los nutrientes son escasos, las plantas se convierten en cazadoras de animales, poniendo trampas e incluso capturándolos para asegurar su éxito. En este episodio exploramos con David Attenborough esos mundos acuáticos, desde Croacia hasta Brasil, desde Colombia hasta Tailandia, en lugares donde las flores de colores brillantes sofocan los lagos. En un río mágico de Brasil, el agua burbujea como el champán mientras las plantas crean la propia atmósfera.
¿Quién eres tú? ¿Sabes siquiera quién eres? ¿Eres tus recuerdos? ¿Eres las decisiones que tomas?¿Eres tú o eres algún otro, pero manipulado para ser tú? Si puedes olvidar tu pasado y tus recuerdos pueden alterarse o implantarse, al final, ¿quién eres realmente? Michael Stevens explora que es lo que te hace ser tú.
Los increíbles descubrimientos del Hubble han permitido a los científicos reconstruir una gran parte de nuestra historia cósmica, pero no pueden llevarnos al momento más importante de la historia: el Big Bang. Durante décadas, el momento en que comenzó el universo fue objeto de pura especulación, pero al combinar la astronomía y la cosmología, los científicos finalmente encontraron una manera de poner a prueba sus teorías y estudiar los eventos trascendentales que tuvieron lugar durante el Big Bang. Pueden hacer esto porque el telescopio espacial Planck de la Agencia Espacial Europea ha visto el resplandor del Big Bang, algo que llamamos Fondo Cósmico de Microondas. El detalle tan fino que Planck nos daba ha ayudado a confirmar algo notable: el Big Bang puede no ser el comienzo. Hubo un tiempo antes del amanecer, un lugar más allá de lo que podemos comprender. El profesor Brian Cox nos transporta a la fracción de segundo anterior al Big Bang, cuando se plantaron las semillas de nuestro universo.