César acampa su ejército en la Galia cerca de la frontera italiana. Sus enemigos temen que haga algo que ningún general romano has hecho: Cruzar el Rubicón para entrar en Roma con su ejército. César envía a Marco Antonio para negociar con Pompeyo. Entre tanto, Lucio llega a la ciudad para reunirse con su esposa y Tito consigue licor, juegos y sexo. Mientras Pompeyo presiona al Senado, la imprudencia de Tito precipitará la guerra.
Aunque se ha vengado del asesinato de sus hijos matando a Erastes, Lucio permanece hundido en la depresión hasta que Tito lleva a Marco Antonio a verle, que le ordena reportarse y solucionar los disturbios en el Aventino. Octavio está perdiendo la paciencia al no recibir la herencia de Julio Cesar. Mientras tanto, Cleopatra llega a Roma solicitando la protección militar de su trono. Octavio se gana a las masas con dinero prestado y Voreno va a ocupar el lugar de Erastes entre los bandidos.
Tras su victoria en la arena, Tito y Lucio son considerados unos héroes por toda la ciudad. Servilia urde los últimos detalles de su venganza contra Atilia y César. Bruto tiñe de sangre el senado.
Tras ser proclamado emperador, César declara el fin de la guerra y anuncia cinco días de fiestas. El precio de la victoria es la su nominación sin precedentes para una dictadura de 10 años, que es apoyada por Cicerón y Bruto. Mientras Lucio inicia su campaña como magistrado, Atia continúa humillando a Servilia, aunque niega cualquier relación con su asalto. La relación entre Tito e Irene termina en un desastre.
Sabiendo que los hijos de Lucio están vivos, Tito se dirige a encontrarse con él en la Galia, donde está sirviendo como soldado en el ejército de Marco Antonio. Espera llegar antes de la batalla contra Octavio, pero llega demasiado tarde. Pero encuentra a Lucio vivo y juntos se dirigen a encontrar a los niños. El victorioso Octavio planea su vuelta a Roma. En Turquía, Bruto y Casio amasan su propio ejército.
César envía a Marco Antonio para negociar con Pompeyo. Entre tanto, Lucio llega a la ciudad para reunirse con su esposa y Tito consigue licor, juegos y sexo. Mientras Pompeyo presiona al Senado, la imprudencia de Tito precipitará la guerra.