Enormes asteroides impactaron en la Tierra, envolviéndola en llamas. Vivir en la superficie era casi imposible. Más asteroides volverán a golpear nuestro planeta. Es solo cuestión de tiempo. ¿Qué podemos hacer al respecto como especie? ¿Debemos quedarnos mirando y morir como los dinosaurios? La razón por la que los dinosaurios se extinguieron es porque no tenían un programa espacial. Nosotros sí. Tenemos la posibilidad de escapar de la Tierra.. Chris Hadfield y otros astronautas debaten sobre si los seres humanos serían capaces de sobrevivir y prosperar fuera de la Tierra.
Lo que nos hace humanos son los 1400 cc de materia gris que hay dentro de nuestra cabeza. Nos permite construir rascacielos y llevar astronautas al espacio. Somos la única especie en este planeta con capacidad para crear realidades en nuestra mente y, además, luego construirlas. La historia de cómo nuestra mente evolucionó en nuestro planeta incluye suerte, coincidencias y casualidades casi imposibles. Explora como ha evolucionado el cerebro humano hasta convertirse en una compleja maquinaria capaz de lograr casi cualquier cosa.
La Tierra es nuestro hogar, es el único que tenemos. Es nuestro planeta y no sabemos si puede haber vida en ningún otro rincón del universo. Tenemos mucha suerte de tener un hogar así. Varios astronautas, incluida la legendaria Peggy Whitson, que pasó 665 días en la Estación Espacial Internacional, explican cómo ha cambiado su concepto de 'hogar' desde su experiencia espacial.
Los asientos correspondientes a la generosidad y a la prosperidad son seleccionados: Christopher Sembroski, un antiguo miembro de la Fuerza Aérea norteamerican que sirvió en Iraq y que ahora trabaja como ingeniero para Lockheed Martin, y Sian Proctor, profesora de Ciencias de la Tierra y candidata en dos ocasiones para ser astronauta de la NASA. La emoción por el próximo vuelo aumenta, pero también la ansiedad por la misión.
Nuestro planeta helado está cambiando. En este último episodio, conoceremos a los científicos y a las personas que dedican su vida a entender lo que significan estos cambios, no sólo para los animales y las personas que viven allí, sino para el mundo en su conjunto. Nuestro viaje comienza en el Ártico, donde cada verano se desprenden enormes cantidades de hielo de los bordes de los glaciares de Groenlandia que se están derritiendo. El glaciólogo Alun Hubbard se adentra en un molino glaciar para intentar comprender los mecanismos que impulsan esta histórica pérdida de hielo. En otros lugares del Ártico, no sólo está desapareciendo el hielo terrestre. En el Golfo de San Lorenzo (Canadá), los biólogos intentan averiguar cómo afectará la pérdida de hielo marino a la vida de las crías de foca. En la Rusia ártica, con la pérdida de hielo marino en verano, cada vez llegan más osos polares a la isla de Wrangel. Aquí, un guardabosque local y los científicos se enfrentan a los hambrientos osos para evaluar su futura supervivencia. La pérdida de hielo marino no sólo afecta a la fauna, sino también a las personas. En la remota comunidad de Qaanaaq (Groenlandia), los cazadores inuit locales consideran que el hielo es ya demasiado peligroso para viajar y cazar, lo que pone en peligro su modo de vida tradicional. Y estos cambios que se están produciendo en el Ártico tienen el potencial de afectar a la gente más lejos. En la tundra abierta de Alaska, los lagos burbujeantes indican los gases que se liberan del suelo anteriormente congelado, incluido el potente gas de efecto invernadero metano. Hay un lugar en el que se puede observar mejor la magnitud del deshielo del Ártico: desde el espacio. Desde la Estación Espacial Internacional, la astronauta Jessica Meir observa los incendios forestales en toda Europa y reflexiona sobre la interconexión de nuestros cambiantes patrones meteorológicos. La rápida pérdida de hielo también se está produciendo en las altas montañas de los continentes del planeta. El glaciólogo Hamish Pritchard utiliza un sofisticado sistema de radar montado en un helicóptero para intentar cuantificar cuánto hielo queda en los glaciares del Himalaya, hasta ahora inexplorados. Es importante ya que, río abajo, unos 1.200 millones de personas dependen del agua de deshielo de los glaciares como principal fuente de agua dulce. Por último, en la Antártida, conocemos a Bill Fraser, que ha dedicado 45 años de su vida a estudiar el pingüino Adelia. A lo largo de este periodo, ha sido testigo de los cambios en las condiciones meteorológicas y de la extinción de colonias enteras. Estos 'canarios en la mina de carbón' son una señal de que no todo va bien, incluso en el lugar más remoto de la Tierra. Y los cambios que se produzcan aquí pueden afectarnos a todos, por lo que un grupo internacional de científicos tiene la misión urgente de evaluar la estabilidad de una enorme masa de hielo conocida como plataforma de hielo Thwaites. Si este tapón de hielo se derrite y se desliza hacia el océano, aumentará el nivel global del mar, impactando en las comunidades costeras de todo el planeta. Los cambios sin precedentes a los que están asistiendo nuestros científicos pueden ser profundos, pero existe la esperanza de que, mediante una combinación de tecnología y fuerza de voluntad, aún estemos a tiempo de salvar lo que queda de nuestro planeta helado.
Chris Hadfield y otros astronautas debaten sobre si los seres humanos serían capaces de sobrevivir y prosperar fuera de la Tierra.