Únete a nosotros en un viaje hacia las misteriosas profundidades de la psique humana para investigar el extraño y sorprendente reino del Campo Mental. Chimpancés y humanos pueden ser rastreados biológicamente hasta un ancestro común. La hipótesis del intercambio cognitivo propone dos vías de desarrollo cognitivo que ocurrieron en estas dos especies después de su separación. Los chimpancés permanecieron en la selva y desarrollaron algunas extraordinarias capacidades cognitivas que son mostradas por las investigaciones de científicos japoneses, mientras que los humanos migraron a la sabana y desarrollaron capacidades sociales y el lenguaje. La hipótesis es que los humanos 'intercambiaron' capacidades cognitivas reorientando áreas del cerebro que habían evolucionado hacia otros usos. Esas capacidades están conservadas en los chimpancés y sobrepasan de lejos las de una persona común. Esto se demuestra con el trabajo de los científicos del Centro de Investigación de Primates de la universidad de Kioto.
La psicología moral no siempre es fácil de estudiar. Los experimentos en escenarios que parecen reales pueden arrojar resultados más certeros, pero se deben sopesar los beneficios de posibles descubrimientos y la seguridad y el bienestar de los sujetos de estudio. A menudo lo que descubrimos a partir de los experimentos psicológicos no nos hace quedar bien. Somos seres imperfectos. Pero cuanto más sepamos sobre por qué tomamos ciertas decisiones morales, mejor abordaremos las preguntas difíciles en un futuro.
Una sola neurona no puede pensar, no es consciente, pero si suman algunas neuronas más, y otras más, y las vamos conectando, al final el conjunto será capaz de pensar, experimentar emociones, tener opiniones, desarrollar una personalidad y saber que existe. ¿Cómo pueden crearse cosas tan complejas con ingredientes tan simples? Responder esa pregunta nos lleva a saber quiénes somos y cómo fuimos creados. Hoy, usaremos lo que la neurociencia sabe a día de hoy para hacer que una ciudad funcione como un cerebro, utilizando a los habitantes como neuronas.
Todo empieza como un estudio dirigido por un profesor de psicología de Stanford sobre la vida en la cárcel. Eran 24 voluntarios, doce guardias y doce prisioneros. Aceptaron pasar las dos semanas siguientes recreando la vida en una prisión. La conclusión del estudio fue que, dada las circunstancias adecuadas, la gente normal se puede comportar como monstruos. Pero, ¿Y si la causa del cruel comportamiento de los participantes no fue la que siempre se nos había dicho?
¿Dónde están todos? Hemos estado intentando oír mensajes del espacio exterior durante más de medio siglo, pero hasta ahora... silencio, ¿por qué? ¿Estamos solos en el universo? ¿O todos hacen lo mismo que nosotros y solo intentan escuchar? Tal vez necesitemos gritar. Tal vez habría que enviar más mensajes. Pero ¿cómo escribimos una carta a un extraterrestre cuyo lenguaje, cultura, biología y mente no conocemos? ¿Y qué les diríamos? Dadas todas las dudas sobre cómo podrían comportarse los extraterrestres, ¿realmente sería bueno comunicarnos con ellos?
Chimpancés y humanos pueden ser rastreados biológicamente hasta un ancestro común. La hipótesis del intercambio cognitivo propone dos vías de desarrollo cognitivo que ocurrieron en estas dos especies después de su separación. Los chimpancés permanecieron en la selva y desarrollaron algunas extraordinarias capacidades cognitivas que son mostradas por las investigaciones de científicos japoneses, mientras que los humanos migraron a la sabana y desarrollaron capacidades sociales y el lenguaje.
La hipótesis es que los humanos 'intercambiaron' capacidades cognitivas reorientando áreas del cerebro que habían evolucionado hacia otros usos. Esas capacidades están conservadas en los chimpancés y sobrepasan de lejos las de una persona común. Esto se demuestra con el trabajo de los científicos del Centro de Investigación de Primates de la universidad de Kioto.