A mediado de 1942 el ejército de Hitler invade el sur de Rusia para tomar los campos petrolíferos de Cáucaso. En su camino hay una ciudad estratégica y propagandística: Stalingrado. Si pueden capturar esta ciudad, tendrán libre el camino hasta los montes Urales. Pero lo que Hitler no ha tenido en cuenta es la enorme resistencia y voluntad del pueblo soviético. Los hombres y mujeres van a defender su patria a toda costa. Lo que sucede en Stalingrado está considerado como la batalla más sangrienta en la historia de la humanidad, con bajas estimadas en más de dos millones de personas, entre soldados de ambos bandos y civiles soviéticos.
Los aliados planean durante años como romper el muro atlántico de Hitler en Francia. Se realizan las operaciones de engaño más elaboradas de la guerra, incluyendo un gran ejército inflable al este de Inglaterra. El día D es la mayor invasión naval de la historia, con 160.000 soldados cruzando el Canal de la Mancha para desembarcar en 5 playas, en cada una teniendo un éxito diverso. Pero el desembarco es solo el principio, y lo que sigue es una de las batallas más extraordinarias y sangrientas de la II Guerra Mundial.
Adicto a la cocaína desde las heridas causadas por el intento de magnicidio de Stauffenberg, Hiler ordena un audaz plan para recuperar la iniciativa en la guerra. Imágenes restauradas y coloreadas nos muestran los inicios de la ofensiva alemana y la llegada del general George Patton a Bastoña para romper el asedio de la ciudad. También conoceremos el papel de los comandos alemanes, que infiltraron soldados angloparlantes disfrazados de tropas aliadas detrás de las líneas enemigas para sembrar la confusión.
El ascenso de Hitler al poder fue un momento único en la historia. Alemania sufrió una humillante derrota en la I Guerra Mundial y está estrangulada por las indemnizaciones de guerra. Hitler ofrece un culpable: los judíos. Los nazis cuando llegan al poder constituyen rápidamente leyes antisemíticas y aviva los recelos contra los judíos. Pero cualquiera etiquetado como 'indeseable', desde oponentes políticos, hasta minusválidos o gitanos, también son enviados a los campos de concentración. Allí trabajaban hasta morir, perecían por hambre o eran ejecutados. ¿Cuánto llegó a saber el resto del mundo sobre lo que estaba pasando?
A una tendencia a denegar a la cultura alemana la reverencia de la italiana o española y esta serie proporciona una maravillosa oportunidad de explorar su gran, aunque a veces pasada por alto, tradición artística cuya influencia ha sido tan profunda. Andrew Graham-Dixon investiga en esta última parte los oscuros y difíciles tiempos del siglo XX. Dominando el paisaje está la figura de Adolfo Hitler, un artista fracasado fascinado por la arquitectura y obsesionado con la estética de su Reich de los mil años". En una serie de extraordinaros proyectos de construcción y exhibiciones, Hitler libró una guerra de propaganda contra todo tipo de arte moderno. Después de la guerra, la sombra del Tercer Rich persistió y Alemania permaneció dividida y traumatizada. Desde la obra de Otto Dix y George Grosz y la época del Bauhaus hasta los pintores de la posguerra Georg Baselitz, Hilla Becher y el artista conceptual Joseph Beuys hay un largo y extraño periplo, pero los signos están ahí de que el arte tiene un lugar en el corazón de la nueva Alemania reunificada.
Lo que sucede en Stalingrado está considerado como la batalla más sangrienta en la historia de la humanidad, con bajas estimadas en más de dos millones de personas, entre soldados de ambos bandos y civiles soviéticos.