Todo el mundo sigue conmocionado por la decisión del Consejo y sus implicaciones: el dinero que Jeremy se ha gastado en vacas para el restaurante, los lugareños que ahora no encontrarán trabajo allí y la cooperativa de granjeros que ha desaparecido. Charlie se pone en marcha para encontrar un equipo legal que ayude a Jeremy a apelar la decisión, mientras Jeremy y Kaleb se ponen manos a la obra para etiquetar a los nuevos terneros e intentar navegar por una línea de ayuda del gobierno donde se supone que hay que registrarlos. Hay otras distracciones útiles que alivian la preocupación sobre el Consejo como el Concurso de colocación de setos y un ratón que pone toda la granja en punto muerto. El equipo legal que Charlie ha reunido hace una visita. Exponen su estrategia para la apelación, pero también los costes que conlleva.
La primavera ha llegado a la granja Diddly Squat, y eso anuncia la liberación de vacas y pollos de su cautiverio invernal. Los planes del restaurante de Jeremy se van al traste, pero ahí no acaban sus problemas con el Consejo, que también envía cartas planteando problemas sobre lo que se vende en la propia tienda. A partir de aquí, Jeremy decide que él y todos los que le rodean deben operar en un mundo de lagunas jurídicas y astucias al margen de la ley. Pepper, la preciada novilla, aún no está preñada y su última oportunidad llega en forma de un toro llamado Break Heart Maestro. Una charla con Alan, el constructor, proporciona un momento Eureka: ¡después de todo, la idea del restaurante no está muerta! Las obras comienzan con gran entusiasmo y Jeremy conoce a un chef llamado Pip. La emoción es menor cuando tiene que llevar su primer novillo al matadero.
El restaurante de Jeremy abre en cuestión de días, pero todo está en secreto. Jeremy no quiere que el ayuntamiento se entere hasta justo antes de la apertura. Por eso Jeremy y Kaleb están instalando tuberías de agua y electricidad en un campo en plena noche. La vaquilla Pepper sigue muy viva y disfruta mucho de la compañía de Break Heart Maestro. Dos días antes del día de la inauguración del restaurante, Jeremy informa al consejo y comienza el juego: Alan y su equipo de albañiles trabajan a toda máquina, Pip y su equipo de cocineros también, y la mezcla de excitación y pánico afecta a todos. Llega el día. ¿Se hundirá o nadará el restaurante Diddly Squat Farm? ¿O lo cerrará el ayuntamiento antes de que llegue el primer filete a la parrilla?
Hay otras distracciones útiles que alivian la preocupación sobre el Consejo como el Concurso de colocación de setos y un ratón que pone toda la granja en punto muerto. El equipo legal que Charlie ha reunido hace una visita. Exponen su estrategia para la apelación, pero también los costes que conlleva.