El último episodio explora la Mescalina, la molécula psicoactiva del cactus San Pedro y del peyote, una medicina sagrada por cuyo uso los indígenas americanos han tenido que luchar. En las prácticas indígenas siempre hay un anciano, alguien que conoce muy bien el territorio, que preside. Suele haber un grupo, una comunidad involucrada, siempre hay una intención, un propósito en lo que se hace, y se trata como algo sagrado, con el fin de alcanzar estados alterados de conciencia, que contribuyen a la adoración de diversas maneras, o a la celebración o a la curación. Pero quizá todo esto no sea tan nuevo para la cultura occidental después de todo. En las antiguas historias griegas de Eleusis, las personas que se iniciaban allí recibían la bebida, el Ciceón, y luego tenían la iluminación. La receta exacta es un misterio, pero sabemos que el Ciceón era un brebaje psicoactivo que se utilizaba en los misterios de Eleusis, un ritual anual sagrado de iluminación practicado por algunas de las mentes más grandes del mundo, como Sócrates, Platón y Aristóteles. ¿Por qué se acabó este ritual hace más de 1.000 años? ¿Acaso la posibilidad de iluminarse o de alcanzar una conciencia superior se consideraba una amenaza para los poderes fácticos? ¿Han sido las guerras de la droga una mera extensión de ese miedo? Los psicodélicos tienen un papel importante en cómo podemos sanar como comunidad, cómo podemos sanar como ciudad y cómo podemos sanar como país. El actual renacimiento de los psicodélicos no podría llegar en mejor momento, ya que el mundo se enfrenta a una crisis de salud mental. Pero los psicodélicos tienen mucho que ofrecer. La experiencia psicodélica cambia la mente de maneras que ayudarán a los científicos a entender mejor su funcionamiento. Todos estos estados alterados nos permiten indagar en lo que es el mayor misterio de toda la naturaleza: La aparición a partir de la mera materia de algo tan milagroso como la conciencia. Pero una cuestión aún más importante es si los psicodélicos podrían ayudarnos a abordar la crisis medioambiental de cómo pensamos en nuestro lugar en la naturaleza. Uno de los mayores regalos de los psicodélicos es cómo reaniman el mundo natural, permitiéndonos percibir el sujeto, el espíritu de todas las especies, no sólo la nuestra. Y sentir una sensación más profunda de interconexión con la naturaleza.
Alrededor del 30% de la superficie de las tierras es un desiero, siendo el más variado de nuestros ecosistemas a pesar de la falta de lluvia. Descubre los secretos de la supervivencia en ellos y experimenta la efímera naturaleza de su dinámico ambiente. Observa las tormentas de arena del Sahara de 1.4 km de alto y los ríos del desierto que se forman durante un solo día. En el desierto de Gobi, los camellos bactriano capturan humedad de la nieve. En Atacama, los guanacos sobreviven chupando las espinas de los cactus. En EEUU, el Valle de la Muerte florece brevemente.
Haz un viaje aéreo único sobre el desierto de Namibia oara ver elefantes peregrinando por comida y los leones del desierto cazando oryx.
David Attenborough nos revela las plantas que han evolucionado para minimizar su dependencia del agua, lo que les permite sobrevivir en los ambientes más secos. La historia comienza en la medianoche en pleno verano cuando David camina en el Princess of Wales Conservatory para ser testigo del extraordinario florecimiento nocturno del cactus. La reina de la noche, con sus flores gigantes es la pieza central de un deslumbrante sinfonía de florecimientos en el desierto. A cámara lenta, veremos en una hipnótica secuencia cómo es polinizada por murciélagos.
Las plantas que se han desarrollado para prosperar en el desierto, incluidos los cactus que crecen a la sombra de otros árboles y recogen el agua en troncos plisados que se expanden y contraen, también pueden ser huéspedes de otras plantas, como el muérdago del desierto. El programa también revela cómo las plantas de tabaco que comen las orugas son capaces de convocar a los depredadores naturales de las criaturas, y cómo el cardo ruso rueda por el paisaje, y sólo se despliega y crece cuando encuentra lluvia.
El episodio final trata de las plantas que viven en ambientes hostiles. David Attenborough visita la isla de Ellesmere Island, cerca del círculo ártico para demostrar su adaptabilidad a los más inhóspitos lugares. Los líquenes crecen en las rocas y durante el verano aparecen flores que permanecen cercanas al suelo para evitar el viento gélido. En Tasmania las plantas conservan el calor creciendo formando cojines que actúan como paneles solares. Las lobelias del Monte Kenya tienen un abrigo de piel de formado por densos pelos en sus hojas". Los cactus saguaros son capaces de retener vastas reservas de agua, que no pierden por evaporación al haber eliminado sus hojas.
Pero quizá todo esto no sea tan nuevo para la cultura occidental después de todo. En las antiguas historias griegas de Eleusis, las personas que se iniciaban allí recibían la bebida, el Ciceón, y luego tenían la iluminación. La receta exacta es un misterio, pero sabemos que el Ciceón era un brebaje psicoactivo que se utilizaba en los misterios de Eleusis, un ritual anual sagrado de iluminación practicado por algunas de las mentes más grandes del mundo, como Sócrates, Platón y Aristóteles. ¿Por qué se acabó este ritual hace más de 1.000 años? ¿Acaso la posibilidad de iluminarse o de alcanzar una conciencia superior se consideraba una amenaza para los poderes fácticos? ¿Han sido las guerras de la droga una mera extensión de ese miedo?
Los psicodélicos tienen un papel importante en cómo podemos sanar como comunidad, cómo podemos sanar como ciudad y cómo podemos sanar como país. El actual renacimiento de los psicodélicos no podría llegar en mejor momento, ya que el mundo se enfrenta a una crisis de salud mental. Pero los psicodélicos tienen mucho que ofrecer. La experiencia psicodélica cambia la mente de maneras que ayudarán a los científicos a entender mejor su funcionamiento. Todos estos estados alterados nos permiten indagar en lo que es el mayor misterio de toda la naturaleza: La aparición a partir de la mera materia de algo tan milagroso como la conciencia. Pero una cuestión aún más importante es si los psicodélicos podrían ayudarnos a abordar la crisis medioambiental de cómo pensamos en nuestro lugar en la naturaleza. Uno de los mayores regalos de los psicodélicos es cómo reaniman el mundo natural, permitiéndonos percibir el sujeto, el espíritu de todas las especies, no sólo la nuestra. Y sentir una sensación más profunda de interconexión con la naturaleza.