En 2011, un abogado de la Seguridad Social llamado Eric C. Conn y un juez llamado David Daugherty fueron investigados por cometer un fraude masivo durante muchos años. Conn se dio cuenta de que le pagarían un fuerte anticipo por cada pago de incapacidad de la Seguridad Social que consiguiera aprobar, así que él y Daugherty (que necesitaba dinero rápido para pagar el próximo juicio por narcotráfico de su hija, lo que presumiblemente significaba sobornar a un montón de gente) llegaron a un acuerdo. En este segundo episodio vamos a ver que a medida que la prensa destapa el escándalo, los investigadores recogen pruebas contra Eric y el juez Daugherty. También como los denunciantes son sometidos a fuertes presiones.
Sepp Blatter se enfrenta a una espinosa reelección. Mientras la FIFA busca restaurar su imagen, sigue habiendo interrogantes sobre su futuro. EL FBI empezó a investigar a la FIFA antes de la infame votación de 2010, pero en un año y medio de investigación no averiguaron casi nada, porque no tenían a nadie que les informara. Chuck Blazer era el hombre que necesitaban. Blazer ocupó varios puestos de alto nivel como directivo de fúbol en América antes de convertirse en informador del gobierno sobre la corrupción generalizada en el fútbol tras ser acusado de fraude masivo durante sus años como ejecutivo de la CONCACAF.
Jennifer Griffith y Sarah Carver trabajaban para la Administración de Incapacidades y se dieron cuenta de toda esta corrupción de primera mano. Escribieron a la Administración de la Seguridad Social, escribieron a los abogados, escribieron al presidente de los Estados Unidos. Pero sus quejas no tuvieron eco hasta que se publicó el artículo del Wall Street Journal. Entonces, con la atención nacional puesta en Conn, el Senado, el FBI y la SS (que había estado permitiendo el fraude todo el tiempo) finalmente intervinieron. En este cuarto episodio final, Eric Conn hace que el gobierno busque una aguja en un pajar para incriminarle. Los efectos colaterales del fraude le pasan factura a una comunidad de Kentucky, ya de por sí en apuros.
En el segundo episodio, vemos las marcadas diferencias entre las modernas y prístinas instalaciones en el piso 19 del edificio Lipstick y lo que ocurría en el desgastado piso 17, donde Madoff dirigía su negocio de asesoría de inversiones y donde se orquestó la mayor parte del fraude, y desde donde el imperio de Madoff se ramificó hacia el negocio de los fondos de cobertura, que comenzó a atraer un escrutinio no deseado. En su disposición, Madoff confirma los nombres de cuatro inversores importantes, entre ellos Jeffry Picower, un cliente muy antiguo en la sombra. Aunque Madoff nunca discutió el asunto con él, se sospechaba que Picower sabía lo que estaba pasando y, por ello, tenía poder para atormentar y extorsionar a Madoff mientras se beneficiaba sustancialmente de su esquema priramidal.
Jacoba Ballard era hija única, concebida a través de un donante de esperma, y siempre soñó con tener un hermano o hermana. Cuando una prueba casera de ADN la llevó a descubrir no uno, sino siete medios hermanos, se dio cuenta de que había tropezado con un gran hallazgo. Jacoba descubre una trama espeluznante en la que está implicado un antiguo médico de fertilidad de Indianápolis que, en un caso de fraude en materia de fertilidad, utilizó su propio esperma para fecundar a docenas de pacientes desprevenidas.
En este segundo episodio vamos a ver que a medida que la prensa destapa el escándalo, los investigadores recogen pruebas contra Eric y el juez Daugherty. También como los denunciantes son sometidos a fuertes presiones.