Tras ser proclamado emperador, César declara el fin de la guerra y anuncia cinco días de fiestas. El precio de la victoria es la su nominación sin precedentes para una dictadura de 10 años, que es apoyada por Cicerón y Bruto. Mientras Lucio inicia su campaña como magistrado, Atia continúa humillando a Servilia, aunque niega cualquier relación con su asalto. La relación entre Tito e Irene termina en un desastre.
En el tercer episodio de la serie, Cómodo asume el poder como nuevo emperador de Roma, pero no todos apoyan su ascenso. Entre quienes conspiran contra él se encuentra su hermana Lucila.
Mientras César define su estrategia para la gran batalla que se avecina, Pompeyo celebra su victoria por adelantado. Superados en número, César y Marco Antonio se preparan para resistir en Farsala. Mientras los náufragos Tito y Lucio tratan de volver a reincorporarse al ejército de César, se encontrarán con un inesperado dilema. En Roma, Atia manda a Octavia para pedir protección a Servilia. La hermana de Niobe vuelve para visitarla y la confortará frente a la desaparición de Lucio.
Cicerón es asesinado por Tito siguiendo las órdenes de Octavio, que sigue purgando Roma de los seguidores de Bruto. Vorena continua con su peligrosa relación con un integrante de la banda de Mimeo, mientras que el tórrido romance entre Agripa y Octavia va escalando en intensidad. Aprovechando la purga de Octavio, Atia aprovecha para incluir en la lista de personas a eliminar a gente que simplemente no le gusta.
Mientras Lucio inicia su campaña como magistrado, Atia continúa humillando a Servilia, aunque niega cualquier relación con su asalto. La relación entre Tito e Irene termina en un desastre.