El centro de nuestra galaxia alberga un monstruo invisible de un poder inimaginable: un agujero negro supermasivo llamado estrella Sagitario A, con cuatro millones de veces la masa del Sol. Recientes avances astronómicos han confirmado no solo la existencia de agujeros negros como la estrella Sagitario A, sino que estos extraños objetos invisibles pueden ser los protagonistas galácticos definitivos. Las impresionantes imágenes generadas por ordenador nos llevan a presenciar los orígenes ardientes del agujero negro de nuestra galaxia hace 13.600 millones de años, cuando el universo primitivo albergaba enormes estrellas azules que, cuando se quedaron sin combustible, colapsaron bajo su propia enorme masa, aplastandose en un objeto tan pequeño y tan denso que perforó un agujero en la estructura del universo. Durante miles de millones de años, la estrella Sagitario A se dio un festín con el gas y las estrellas cercanas y con fusiones cataclísmicas con otros agujeros negros. Un descubrimiento revolucionario realizado por el telescopio de rayos gamma Fermi de la NASA ha demostrado que nuestro agujero negro tenía el poder de esculpir toda la galaxia, creando vastas burbujas de gas por encima y por debajo de nuestra galaxia e incluso protegiendo sistemas estelares como el nuestro. En una alucinante conclusión, Brian Cox revela cómo nuestra comprensión moderna de los agujeros negros está desafiando nuestros conceptos de realidad hasta el punto de ruptura. Al tratar de comprender el destino de los objetos que caen en la estrella Sagitario A, los científicos han llegado a una conclusión sorprendente: el espacio y el tiempo, conceptos tan fundamentales para la forma en que experimentamos el mundo que nos rodea, no son tan fundamentales como alguna vez pensamos.
El cerebro es como una esponja. Absorbe información constantemente. Crece cuando se estimula. Con los teléfonos móviles, libros, películas, amigos, familia, miles de sensaciones fluyen constantemente en nuestras cabezas. ¿Y si nos desconectáramos de todo? Imagínate encerrado en una habitación de 3 metros cuadrados en completo aislamiento. Sin relojes, teléfonos, libros, nada para escribir y sin ventanas. Los psicólogos dicen que estar menos de tres días en un cuarto como este puede producir daño cerebral. Permaneceré en esta habitación por tres días. Michael explora los efectos del aislamiento en la mente humana sometiéndose a sí mismo a un experimento muy interesante.
El Documental es una aventura aérea que deja sin aliento. El director John Downer usa técnicas y tecnología pioneras para llevar a los espectadores a vistas de vuelo que cautivan porque son las que tendría un ave a la que acompañaras. La filmación 3D capturará majestuosas águilas calvas sobrevolando el Gran Cañón, resplandecientes guacamayos en la selva, mantas rayas planeando en el océanos, alcatraces picando desde gran altura, grullas sobrevolando los canales de Venecia y mucho más. Tu vuelo está listo para despegar.
Es un sueño universal... volar como un ave. Elevarse en alas a los cielos. Pero no es nada comparado con la realidad. Experimenta nuestro planeta como nunca antes, a través de los ojos de las aves. Este es un viaje que abarcará el mundo. Un vuelo a través de la tierra en alas emplumadas. Es un viaje fantástico siguiendo las estaciones cambiantes y visitando algunos de los eventos más grandes en la Tierra. Experimenta un año en la vida de nuestro planeta, desde los exuberantes trópicos al norte congelado, y vislumbra nuestro mundo como nunca antes: desde una vista de pájaro.
La desaparición y el destino de la tumba de Alejandro Magno en Alejandría es uno de los misterios más trascendentales y tentadores que hemos heredado del mundo antiguo. Generaciones de estudiosos e historiadores han sucumbido al encanto de la búsqueda. Ahora la arqueóloga Pepi Papakosta tiene la misión de encontrar la tumba perdida de Alejandro Magno. Excavando en un jardín público en el centro de Alejandría, Egipto, la ciudad que fundó hace 2.300 años, ha descubierto una rara estatua de mármol de Alejandro, tesoros griegos y túneles secretos. Pero el mayor hallazgo de Pepi es un descubrimiento extraordinario que ni siquiera ella esperaba.
Las impresionantes imágenes generadas por ordenador nos llevan a presenciar los orígenes ardientes del agujero negro de nuestra galaxia hace 13.600 millones de años, cuando el universo primitivo albergaba enormes estrellas azules que, cuando se quedaron sin combustible, colapsaron bajo su propia enorme masa, aplastandose en un objeto tan pequeño y tan denso que perforó un agujero en la estructura del universo. Durante miles de millones de años, la estrella Sagitario A se dio un festín con el gas y las estrellas cercanas y con fusiones cataclísmicas con otros agujeros negros. Un descubrimiento revolucionario realizado por el telescopio de rayos gamma Fermi de la NASA ha demostrado que nuestro agujero negro tenía el poder de esculpir toda la galaxia, creando vastas burbujas de gas por encima y por debajo de nuestra galaxia e incluso protegiendo sistemas estelares como el nuestro.
En una alucinante conclusión, Brian Cox revela cómo nuestra comprensión moderna de los agujeros negros está desafiando nuestros conceptos de realidad hasta el punto de ruptura. Al tratar de comprender el destino de los objetos que caen en la estrella Sagitario A, los científicos han llegado a una conclusión sorprendente: el espacio y el tiempo, conceptos tan fundamentales para la forma en que experimentamos el mundo que nos rodea, no son tan fundamentales como alguna vez pensamos.