El último episodio explora la Mescalina, la molécula psicoactiva del cactus San Pedro y del peyote, una medicina sagrada por cuyo uso los indígenas americanos han tenido que luchar. En las prácticas indígenas siempre hay un anciano, alguien que conoce muy bien el territorio, que preside. Suele haber un grupo, una comunidad involucrada, siempre hay una intención, un propósito en lo que se hace, y se trata como algo sagrado, con el fin de alcanzar estados alterados de conciencia, que contribuyen a la adoración de diversas maneras, o a la celebración o a la curación. Pero quizá todo esto no sea tan nuevo para la cultura occidental después de todo. En las antiguas historias griegas de Eleusis, las personas que se iniciaban allí recibían la bebida, el Ciceón, y luego tenían la iluminación. La receta exacta es un misterio, pero sabemos que el Ciceón era un brebaje psicoactivo que se utilizaba en los misterios de Eleusis, un ritual anual sagrado de iluminación practicado por algunas de las mentes más grandes del mundo, como Sócrates, Platón y Aristóteles. ¿Por qué se acabó este ritual hace más de 1.000 años? ¿Acaso la posibilidad de iluminarse o de alcanzar una conciencia superior se consideraba una amenaza para los poderes fácticos? ¿Han sido las guerras de la droga una mera extensión de ese miedo? Los psicodélicos tienen un papel importante en cómo podemos sanar como comunidad, cómo podemos sanar como ciudad y cómo podemos sanar como país. El actual renacimiento de los psicodélicos no podría llegar en mejor momento, ya que el mundo se enfrenta a una crisis de salud mental. Pero los psicodélicos tienen mucho que ofrecer. La experiencia psicodélica cambia la mente de maneras que ayudarán a los científicos a entender mejor su funcionamiento. Todos estos estados alterados nos permiten indagar en lo que es el mayor misterio de toda la naturaleza: La aparición a partir de la mera materia de algo tan milagroso como la conciencia. Pero una cuestión aún más importante es si los psicodélicos podrían ayudarnos a abordar la crisis medioambiental de cómo pensamos en nuestro lugar en la naturaleza. Uno de los mayores regalos de los psicodélicos es cómo reaniman el mundo natural, permitiéndonos percibir el sujeto, el espíritu de todas las especies, no sólo la nuestra. Y sentir una sensación más profunda de interconexión con la naturaleza.
El documental describe el desafío global para liderar un futuro con energías limpias desde la perspectiva de trabajadores y emprendedores norteamericanos y chinos que compiten por hacer descubrimientos cruciales en este campo. Capturando el Sol desmonta el falso dilema de que las energías limpias requieren sacrificios económicos. A través de las historias de un desempleado norteamericano, un activista del Tea Party y un empresario solar chino, exploraremos la transición global en la energía desde la perspectiva de los trabajadores y empresarios buscando soluciones a la desigualdad económica y el cambio climático. La gran pregunta pendiente es ¿serán las naciones capaces de construir una economía basada en energías limpias?
Vuelan trepan los cielos, nadan por los océanos y planean por la tierra. Pero no son critaturas encontradas en un safari. Son formas de vida de otro planeta. Armados con hechos científicos y un poco de imaginación, los expertos te llevarán a un viaje sin precedentes por los límites de nuestra imaginación.
La laureada directora Agnès Varda y el artista gráfico urbano y fotógrafo JR (Jean René), un joven francés conocido por sus impactantes y enormes intervenciones gráficas en calles y tejados por todo el mundo toman parte en un proyecto de arte especial. Juntos viajarán a través de Francia en un camión equipado como un puesto portátil de impresión mientras toman fotografías de la gente y sitios del país. Con esa inspiración, crearán pinturas murales colosales de individuos, comunidades y lugares a los que quieren celebrar. Durante el trayecto, la veterana cineasta y el joven artista disfrutarán de una inesperada amistad mientras charlan y exploran sus visiones del mundo.
La aproximación de Caravaggio a la pintura no era convencional. Evitaba el método estándar de hacer copias de viejas esculturas y en vez de eso pintabadirentamente sobre el lienzo sin dibujar antes. También usaba gente de la calle como modelos. Su dramática pintura se realzaba con iluminación intensa y teatral. Su destino fue sellado cuando en 1606 mató a un hombre en un duelo. Escapó a Nápoles donde intentó pintar, pero fué llevado prisionero a Malta y luego Sicilia. Cuando fue perdonado murió en su retorno a Roma en 1610.
Pero quizá todo esto no sea tan nuevo para la cultura occidental después de todo. En las antiguas historias griegas de Eleusis, las personas que se iniciaban allí recibían la bebida, el Ciceón, y luego tenían la iluminación. La receta exacta es un misterio, pero sabemos que el Ciceón era un brebaje psicoactivo que se utilizaba en los misterios de Eleusis, un ritual anual sagrado de iluminación practicado por algunas de las mentes más grandes del mundo, como Sócrates, Platón y Aristóteles. ¿Por qué se acabó este ritual hace más de 1.000 años? ¿Acaso la posibilidad de iluminarse o de alcanzar una conciencia superior se consideraba una amenaza para los poderes fácticos? ¿Han sido las guerras de la droga una mera extensión de ese miedo?
Los psicodélicos tienen un papel importante en cómo podemos sanar como comunidad, cómo podemos sanar como ciudad y cómo podemos sanar como país. El actual renacimiento de los psicodélicos no podría llegar en mejor momento, ya que el mundo se enfrenta a una crisis de salud mental. Pero los psicodélicos tienen mucho que ofrecer. La experiencia psicodélica cambia la mente de maneras que ayudarán a los científicos a entender mejor su funcionamiento. Todos estos estados alterados nos permiten indagar en lo que es el mayor misterio de toda la naturaleza: La aparición a partir de la mera materia de algo tan milagroso como la conciencia. Pero una cuestión aún más importante es si los psicodélicos podrían ayudarnos a abordar la crisis medioambiental de cómo pensamos en nuestro lugar en la naturaleza. Uno de los mayores regalos de los psicodélicos es cómo reaniman el mundo natural, permitiéndonos percibir el sujeto, el espíritu de todas las especies, no sólo la nuestra. Y sentir una sensación más profunda de interconexión con la naturaleza.