Ewan y Charley prosiguen su viaje hacia Perú y el paisaje es simplemente hermoso. Nuestro dúo tienen ahora como objetivo llegar a Machu Picchu. De este modo se cumplirá el sueño de la infancia de Ewan, que siempre había deseado visitarlo. El siguiente objetivo es Cutivireni, una comunidad indígena Ashaninka en la selva amazónica, donde hay un programa de reforestación para limitar el problema del calentamiento global y los efectos relacionados.

Para Ewan y Charley, su viaje en las suaves carreteras ecuatorianas está siendo un alivio, tras haber conducido antes por duros caminos de tierra. Lo siguiente es una parada en una factoría de los famosos sombreros Panamá. Uno de los artesanos les explica que su fabricación, que es rigurosamente a mano, lleva alrededor de un mes. Por otra parte, los Rivians están siguiendo un camino diferente por América Central debido a que el Tapón del Darién les bloquea el camino, y tendrán que coger un ferry. En su camino hacen una parada en una de las fábricas de chocolate para conocer más sobre la elaboración del cacao, unos de los pilares de la economía del país.

Ewan y Charley cambian sus Harley Davidsons eléctricas en este episodio primero por un vuelo, y luego por un barco. Así podrán arreglar la motocicleta de Ewan en Costa Rica y sortear el Tapón del Darién. Contratan un viaje con un barco de arrastre que parece tener más años de la cuenta, pero terminan haciendo un viaje inolvidable a través de la costa colombiana. La amabilidad de la tripulación y una costa tan pintoresca hacen el resto.

El episodio comienza con Ewan McGregor y Charley Boorman conduciendo a través de las calles de Guanacaste, Costa Rica. Ewan nos presenta a su hija, Jamyan, que se unirá al equipo en este capítulo. La expedición se acerca al volcán Masaya. Las tomas de la hirviente caldera con su lava burbujeante son espectaculares. Al llegar a Honduras se encuentran con unos miembros de UNICEF, que nos muestran la tarea que están realizando en la zona.

En los bosques boreales de Europa, un oso pardo se enfrenta a los lobos e intenta encontrar pareja bajo las estrellas. El bosque boreal europeo está tan al norte que, en invierno, las noches duran hasta veinte horas. Esta zona forestal es el hogar de una población de unos osos misteriosos que viven gran parte del tiempo de noche. Pero ahora, gracias a las cámaras de baja luminosidad, podemos ver su mundo nocturno como si fuera de día.