Mientras se sucede otro amargo invierno en la II Guerra Mundial, los aliados están desesperados por terminar el conflicto. Winston Churchill despliega su formidable fuerza de bombardeo para romper el punto muerto. La población de Dresde, en el este de Alemania, es elegida para lanzar sobre ella miles de toneladas de bombas incendiarias. Se produce una devastadora tormenta de fuego. La propaganda Nazi denuncia los hechos y la controversia se vuelve contra los mismos aliados.
El ascenso de Hitler al poder fue un momento único en la historia. Alemania sufrió una humillante derrota en la I Guerra Mundial y está estrangulada por las indemnizaciones de guerra. Hitler ofrece un culpable: los judíos. Los nazis cuando llegan al poder constituyen rápidamente leyes antisemíticas y aviva los recelos contra los judíos. Pero cualquiera etiquetado como 'indeseable', desde oponentes políticos, hasta minusválidos o gitanos, también son enviados a los campos de concentración. Allí trabajaban hasta morir, perecían por hambre o eran ejecutados. ¿Cuánto llegó a saber el resto del mundo sobre lo que estaba pasando?
El Chicago Tribune, a finales de junio del 42, informa del asesinato masivo de judíos. Como muchos otros periódicos, el Tribune lo pone en la página 6 o 7 en un pequeño y diminuto artículo. O te lo pierdes, o si lo viste, dirías que los editores no creían que esto era verdad. Si pensaran que es verdad, estaría en las primeras páginas. Sólo algunos periódicos pusieron la historia en primera plana, incluido el Pittsburgh Courier. La idea dominante en el gobierno estadounidense es que cualquier acto de rescate será una desviación del esfuerzo bélico. Ambas cosas podrían haberse hecho al mismo tiempo. A pesar de eso, un grupo de funcionarios del gobierno apoya y financia las operaciones de rescate. Los soldados aliados comienzan a liberar campos de concentración y a encontrar fosas comunes. La opinión pública se da cuenta de la magnitud del Holocausto.
Abril de 1453. El sultán Mehmed II desencadena un ataque de artillería sin precedentes en el mundo contra Constantinopla. Es la mayor concentración de cañones que se había visto en un solo lugar. La monumental tarea de mantener a los otomanos fuera de Constantinopla recae sobre los hombros del soldado genovés de fortuna Giovanni Giustiniani. Él y sus hombres deben defender 14 millas de murallas. Mehmed lanza sus ambiciosos planes para atravesar las murallas de Constantinopla, pero los mercenarios de Giustiniani consiguen contrarrestar los ataques.
El sitio de Constantinopla por el sultán Mehmed II entra en su tercera semana. Los equipos de artillería de Mehmed continúan su implacable bombardeo de las murallas de Constantinopla. Después de que su armada sufra una derrota devastadora, Mehmed traslada sus barcos por tierra hasta el Cuerno de Oro en una hazaña audaz y visionaria. A la sombra de la traición, Giustiniani ataca a la flota otomana.
La población de Dresde, en el este de Alemania, es elegida para lanzar sobre ella miles de toneladas de bombas incendiarias. Se produce una devastadora tormenta de fuego. La propaganda Nazi denuncia los hechos y la controversia se vuelve contra los mismos aliados.