La muerte de Julio César ha generado un intenso caos en Roma. En su testamento, designa como sucesor y heredero a Octavio, noticia que deja en shock a Marco Antonio. Mientras Lucio queda destrozado por la muerte de Niobe, Tito le propone matrimonio a Eirene. Erastes Fulmen secuestra a los hijos de Lucio y a su cuñada. Aunque el clan de los Julio se plantea huir, Octavio propone llegar a un pacto con los asesinos de Julio César.
Octavio presenta a su nueva prometida a su familia de una manera sorprendente: haciéndola que sea testigo del castigo que dictamina sobre Atia y Octavia por desafiar los convencionalismos sociales y no respetar el matrimonio entre Marco Antonio y Octavia. La vengativa Gaya lleva a cabo su plean para envenenar a Irene, lo que tendrá trágicas consecuencias para Tito. Mientras tanto, Octavio, Marco Antonio, Mecenas y sus asociados intentan figurarse quien entre ellos pudo hacer desaparecer el oro de Herodes.
Aunque el clan de los Julio se plantea huir, Octavio propone llegar a un pacto con los asesinos de Julio César.