Todas las noches, las ciudades del planeta iluminan la oscuridad. Sus luces brillan más que nunca. Mientras dormimos, los animales aprovechan al máximo el paisaje de neones. Tras la puesta de sol en Los Ángeles, Chicago y Toronto, surgen múltiples oportunidades para los animales más avispados dispuestos a arriesgarse.

Descubre nuevos comportamientos como nunca antes. Usando tecnología y cámaras de última generación, esta serie captura la vida nocturna de los animales a todo color. Tras la puesta del sol, el reino animal no descansa. En el primer capítulo, veremos entre otros episodios cómo la noche cae en las praderas de la reserva Masai Mara de Kenia y una leona no descansa hasta que encuentra a sus crías perdidas.

Ewan y Charley prosiguen su viaje hacia Perú y el paisaje es simplemente hermoso. Nuestro dúo tienen ahora como objetivo llegar a Machu Picchu. De este modo se cumplirá el sueño de la infancia de Ewan, que siempre había deseado visitarlo. El siguiente objetivo es Cutivireni, una comunidad indígena Ashaninka en la selva amazónica, donde hay un programa de reforestación para limitar el problema del calentamiento global y los efectos relacionados.

Mientras el viaje prosigue, se mezclan la belleza y el peligro en igual medida. Charley y Ewan viajan por el extraordinario desierto boliviano, con algunas carreteras de arena que dificultan mucho el conducir. El dúo dirige sus motocicletas eléctricas a través de un paisaje cuya belleza deja sin respiración, llevando a cabo peligrosos ascensos. Los dos motoristas se alojan en un hotel que está construido con Sal antes de dirigirse a La Paz. Disfrutaremos de increíbles planos así como de una visión sobre la cultura de estas regiones que puede ser desconocida para muchos. Nuestros aventureros toman un ferry sobre el lago Titicaca y el episodio termina con la preocupación por Ewan, que ha sucumbido al mal de altura.

Cada año en la Antártida da comienzo un emocionante y hermoso viaje. Cientos de miles de pingüinos emperador abandonan la seguridad del océano para adentrarse en la desértica tierra helada. Una región tan dura y extrema que ningún otro ser vivo se atreve a habitar. Toda la comunidad de pingüinos marcha a través de este difícil paisaje de hielo con resolución y valentía, conducidos por su necesidad de reproducirse.
Tras decenas de kilómetros y tras poner un único huevo, la madre regresa al mar para comer mientras el padre se queda para incubar el huevo a la espera de que la madre regrese. El padre permanece 4 meses incubando y sin alimentarse. Cuando los pequeños nacen, la madre tan sólo tiene 48 horas para regresar o ellos morirán. Todo en condiciones extremas, con temperaturas de más de 40 grados bajo cero.