Biologia

Este episodio se centra en los pájaros que se sustentan de comer carne y sus métodos de caza. En Nueva Zelanda, Sir Attenborough observa a los keas, una especie de loro oportunista, acechando unos poyuelos en la madriguera de una pardela. Analizaremos los hábitos de los búhos, halcones y águilas. Para perseguir sus víctimas, sus sentidos de la vista y el oído son muy agudos. Los buitres comen carne que otros han dejado y también su sentido del olfato es muy agudo en algunas especies. Las águilas son muy territoriales y veremos dos águilas marinas en un combate aéreo. Los halcones de las Galápagos cazan iguanas marinas durante su época de apareamiento. El halcón corredor africano es capaz de extraer animales de sus madrigueras merced a sus piernas largas con doble articulación. El alcaudón no tiene un pico afilado ni garras adecuadas para despedazar sus presas, por lo que las impala en las espinas de las acacias. También veremos al azor y al halcón peregrino en acción

Algunos mamíferos, desde las pequeñas musarañas, los osos hormigueros gigantes, el armadillo hasta los murciélagos se han especializado en comer insectos. Algunos han evolucionado para ser complejos y efectivos cazadores, incluso persiguiendo a su presa en el aire

En el episodio final se revela como nuestro conocimiento de las células nos ha conducido al borde de uno de los momentos más importantes de la historia. Los científicos están cerca de repetir lo que sucedió solo una vez durante 4.000 millones de años, la creación de una nueva forma de vida

Siempre que miramos en el más hospitalario los ambientes o en el más extremo de ellos, encontramos vida. En la Tierra, la vida existe en cualquier lugar que buscamos. Aunque hemos encontrado vida solo en nuestro planeta. ¿Cómo el material de las estrellas se organizó para crear la vida tal como la conocemos hoy? ¿Qué entendemos realmente por 'vida'? ¿Desentrañar estos misterios nos ayudará a encontrar vida en otros lugares?

Podría haber una especie por descubrir en la Tierra diferente a todo lo que conocemos. ¡El Océano mismo! Su cuerpo se alarga miles de kilómetros. Su corazón late con un pulso cada mil años. Podría tener incluso un sistema inmune. Los residentes del océano podrían colectivamente formar un super-organismo. Un reciente hallazgo sugiere que el océano es un ser viviente capaz de pensar. Si esto es así, ¿qué pensará de nosotros?