Los humanos han mirado durante mucho tiempo el cielo nocturno, preguntándose si otras formas de vida e inteligencias podrían estar prosperando en mundos mucho más allá del nuestro. Pero en las últimas décadas, los telescopios ultrasensibles y un tenaz trabajo de detectives han transformado la búsqueda de planetas extraterrestres de ciencia ficción a un hecho real. Esperábamos encontrar mundos similares a los planetas de nuestro sistema solar, pero en cambio descubrimos un montón de mundos exóticos. Animaciones de calidad basadas en los datos del cazador de planetas más exitoso, el telescopio espacial Kepler, muestran estos mundos: planetas hinchados con la densidad del poliestireno, mundos inestables que orbitan dos soles a la vez y gigantes gaseosos a 1000 grados con cielos azotados por vientos titánicos. Pero quizás el descubrimiento más sorprendente fue la cantidad de mundos que pueden ser contendientes para una segunda Tierra, a la distancia adecuada de su sol para tener ese ingrediente tan crucial para la vida tal como la conocemos, el agua líquida. Entre otras cosas, somos testigos del descubrimiento más tentador de todos: una llamada 'súper Tierra', situada en la zona habitable, el área a la distancia justa de un sol para potencialmente albergar vida, y con una débil señal de agua en su atmósfera.
Durante décadas algunos han sospechado que podría haber seres inteligentes ahí afuera, capaces de comunicarse con nosotros. Podría sonar como ciencia ficción, pero científicos de todo el globo están escudriñando el universo buscando señales procedentes del espacio exterior. Conseguimos un acceso exclusivo a los archivos del Telescopio Green Bank en su búsqueda de señales de radio de la Estrella de Tabby, una estrella misteriosa que algunos investigadores creen que esta rodeada por una Esfera de Dyson, un inmensa pantalla para recoger gran parte de la energía de su sol.
Los conquistadores y sacerdotes españoles entraron en Norteamérica en busca de oro y de difundir el catolicismo. Con la llegada de los británicos, las dos colonias entraron en conflicto. Los EEUU tomaron territorios mexicanos en el suroeste y con la fiebre del oro, se reemplazaron los asentamientos previos en California, las élites perdieron sus tierras. Los mexicanos fueron tratados como ciudadanos de segunda, sufriendo discriminación y violencia racial. La resistencia apareció en Nuevo Mexico con las Gorras Blancas, quemando ranchos y cortando alambradas.
Todos los días encontramos nuevos sistemas planetarios que se parecen bastante a la Tierra. Las posibilidades de que haya vida en algún otro planeta son bastante altas. Si hubiera vida en el espacio, ¿cómo sería? ¿Podríamos hablar con ellos? ¿Hay alguien ahí fuera que sea como tú y como yo? Para descubrirlo, no solo tenemos que fijarnos en el espacio, también tenemos que mirar aquí abajo. La vida en la Tierra es una intrincada red de organismos muy complejos interdependientes. Astronautas y expertos debaten sobre una pregunta que, de momento, no ha sido posible contestar: ¿hay vida inteligente fuera de la Tierra?
Esta premiadísima y aclamada serie explora la historia de Steven Avery, un hombre del Condado de Manitowoc de Wisconsin que pasó 18 años en prisión por la agresión sexual e intento de homicidio de Penny Beerntsen, y que fue exonerado en 2003 gracias a pruebas de ADN. "18 Años Perdidos" Steve Avery es acusado por un crimen que no cometió. Todas las pruebas apuntan a alguna otra persona, pero ¿por qué no la policía no las investiga? Será por que es una pequeña ciudad y debido a la mala reputación de su apellido? Un grave error de la justicia es sólo el comienzo para Steve Avery.
Pero quizás el descubrimiento más sorprendente fue la cantidad de mundos que pueden ser contendientes para una segunda Tierra, a la distancia adecuada de su sol para tener ese ingrediente tan crucial para la vida tal como la conocemos, el agua líquida. Entre otras cosas, somos testigos del descubrimiento más tentador de todos: una llamada 'súper Tierra', situada en la zona habitable, el área a la distancia justa de un sol para potencialmente albergar vida, y con una débil señal de agua en su atmósfera.