Los humanos han mirado durante mucho tiempo el cielo nocturno, preguntándose si otras formas de vida e inteligencias podrían estar prosperando en mundos mucho más allá del nuestro. Pero en las últimas décadas, los telescopios ultrasensibles y un tenaz trabajo de detectives han transformado la búsqueda de planetas extraterrestres de ciencia ficción a un hecho real. Esperábamos encontrar mundos similares a los planetas de nuestro sistema solar, pero en cambio descubrimos un montón de mundos exóticos. Animaciones de calidad basadas en los datos del cazador de planetas más exitoso, el telescopio espacial Kepler, muestran estos mundos: planetas hinchados con la densidad del poliestireno, mundos inestables que orbitan dos soles a la vez y gigantes gaseosos a 1000 grados con cielos azotados por vientos titánicos. Pero quizás el descubrimiento más sorprendente fue la cantidad de mundos que pueden ser contendientes para una segunda Tierra, a la distancia adecuada de su sol para tener ese ingrediente tan crucial para la vida tal como la conocemos, el agua líquida. Entre otras cosas, somos testigos del descubrimiento más tentador de todos: una llamada 'súper Tierra', situada en la zona habitable, el área a la distancia justa de un sol para potencialmente albergar vida, y con una débil señal de agua en su atmósfera.
Con un poco de imaginación, ¿podrían unos pocos terroristas sabotear una nación poderosa? ¿Quizás incluso doblegar nuestra moderna civilización? La estabilidad de Norteamérica, Europa, China o cualquier potencia global depende de la comunicación digital de alta velocidad. El aumento de la dependencia en los equipos digitales y la interactividad global nos puede estar poniendo en grave peligro. Los científicos de todo el mundo se enfrentan a nuevas amenazas como los troyanos, la adicción destructiva a internet y los biochips malintencionados. Pero ¿Y si la amenaza definitiva es la tecnología en sí misma? ¿Puede ser el final de las superpotencias la toma de consciencia de la propia internet?
Cuando la humanidad colonice el cosmos, las realidades de las relaciones sexuales y la reproducción deberán ser contempladas. Custionaremmos los desafíos fisiológicos, psicológicos y culturales del sexo en el espacio.
Han descubierto agua en otros planetas y rastreado los constituyentes mismos de la vida de la cola de un cometa. ¿Pero pueden las sondas espaciales encontrar una nueva Tierra e incluso contactar con vida alienígena? En el sigo XXI, las sondas espaciales están fotografiando, perforando e incluso oliendo nuevos mundos en su búsqueda de vida, y escaneando miles de soles distantes tratando de detectar planetas como la Tierra. Es sólo cuestión de tiempo antes de que descubran los secretos de la vida extra terrestre y del universo.
Este episodio se detallan los planetas exteriores y sus lunas. Se incluyen Urano, Neptuno y el ex-planeta Plutón. Usando imágenes digitales, veremos también como podría ser la vida alienígena en otros mundos.
Pero quizás el descubrimiento más sorprendente fue la cantidad de mundos que pueden ser contendientes para una segunda Tierra, a la distancia adecuada de su sol para tener ese ingrediente tan crucial para la vida tal como la conocemos, el agua líquida. Entre otras cosas, somos testigos del descubrimiento más tentador de todos: una llamada 'súper Tierra', situada en la zona habitable, el área a la distancia justa de un sol para potencialmente albergar vida, y con una débil señal de agua en su atmósfera.