Jennifer Griffith y Sarah Carver trabajaban para la Administración de Incapacidades y se dieron cuenta de toda esta corrupción de primera mano. Escribieron a la Administración de la Seguridad Social, escribieron a los abogados, escribieron al presidente de los Estados Unidos. Pero sus quejas no tuvieron eco hasta que se publicó el artículo del Wall Street Journal. Entonces, con la atención nacional puesta en Conn, el Senado, el FBI y la SS (que había estado permitiendo el fraude todo el tiempo) finalmente intervinieron. En este cuarto episodio final, Eric Conn hace que el gobierno busque una aguja en un pajar para incriminarle. Los efectos colaterales del fraude le pasan factura a una comunidad de Kentucky, ya de por sí en apuros.
En este sexto y final episodio, el FBI intensifica la búsqueda de un hacker escurridizo que pronto le da un giro a la situación al cuestionar la legalidad de una herramienta clave en la investigación. También descubriremos cómo un hombre es vigilado por el gobierno por una supuesta interferencia electoral rusa. ¿Es el responsable, o sólo un chivo expiatorio de gente más poderosa? Habrá que llegar hasta el final para saberlo.
Sepp Blatter se enfrenta a una espinosa reelección. Mientras la FIFA busca restaurar su imagen, sigue habiendo interrogantes sobre su futuro. EL FBI empezó a investigar a la FIFA antes de la infame votación de 2010, pero en un año y medio de investigación no averiguaron casi nada, porque no tenían a nadie que les informara. Chuck Blazer era el hombre que necesitaban. Blazer ocupó varios puestos de alto nivel como directivo de fúbol en América antes de convertirse en informador del gobierno sobre la corrupción generalizada en el fútbol tras ser acusado de fraude masivo durante sus años como ejecutivo de la CONCACAF.
La curiosidad por el hombre que se autodenomina mesías convierte a Waco en el centro de un circo mediático. Los equipos de negociación y rescate del FBI discuten sobre el uso o no de la fuerza. El equipo negociador establece contacto con Koresh dentro del recinto. La comunicación durante los 51 días siguientes incluyó intercambios telefónicos con varios negociadores del FBI. El propio Koresh había resultado gravemente herido por un disparo. A medida que el enfrentamiento continuaba, él y sus colaboradores más cercanos negociaban retrasos para poder redactar los documentos religiosos que, según él, necesitaba completar antes de su rendición. Las conversaciones de Koresh con los negociadores eran tensas y también incluían temas bíblicos. Los negociadores del FBI trataron la situación como una crisis de rehenes.
El mundo espera mientras Koresh hace una nueva promesa de rendición pero la controvertida actuación del FBI convierte el recinto en una escena apocalíptica. La fiscal general de Estados Unidos Janet Reno aprobó las recomendaciones de los funcionarios del FBI para proceder a un avance final en el que los miembros de la Rama Davidiana serían expulsados del Centro Monte Carmelo por la fuerza. El FBI recurrió a bombear gas lacrimógeno en el recinto con la ayuda de un vehículo de combate M728 que estaba equipado con un ariete. En el transcurso del avance, el Centro Monte Carmelo se incendió en circunstancias que siguen siendo discutidas. Atrincherados en el edificio, 79 miembros de la Rama Davidiana perecieron en el incendio; 21 de estas víctimas eran niños menores de 16 años. Koresh, que entonces tenía 33 años, murió de un disparo en la cabeza durante el incendio. Se desconoce si se suicidó o si fue asesinado.
En este cuarto episodio final, Eric Conn hace que el gobierno busque una aguja en un pajar para incriminarle. Los efectos colaterales del fraude le pasan factura a una comunidad de Kentucky, ya de por sí en apuros.