Es una pesadilla: hordas de seres humanos transformados en monstruos caníbales sin mente. ¿Se podría hacer realidad esta visión? Los científicos han descubierto patógenos que convierten a los insectos en muertos andantes. Cada día, nuevas cepas de virus atacan a los humanos. Los matemáticos han calculado la probabilidad de sobrevivir a un virus zombie: no tienen muchas esperanzas. Ahora los neurocientíficos están descubriendo lo fácil que es perder el control consciente de nuestros cuerpos. ¿Corremos el riesgo de convertirnos en marionetas? Si estuviéramos en medio de un Apocalipsis Zombie, ¿Nos daríamos cuenta de ello?

Para sobrevivir, los animales necesitan algún lugar para vivir, un sitio que les proporcione lo necesario, un refugio contra los elementos y los enemigos. Los buenos hogares son escasos y la competición puede ser intensa. Encontrar un hogar es una cosa, pero defenderlo es otra historia.

El viaje en la vida de un individuo se entrelaza con el de muchos otros. Aquellos que tienen éxito saben cuando luchar y cuando retirarse, cuando cooperar o ir solos y como manipular y engañar. Pero el poder es el premio definitivo: los animales usarán cualquier medio para subir en rango y ganar el juego de la vida.

La competición para conseguir pareja ha creado las más extraordinarias demostraciones de belleza y violencia de la naturaleza. Brillantes colores, bailes elaborados y armas poderosas han evolucionado para atraer y defender a una pareja. Las apuestas no podrían ser más altas: sin pareja, el viaje de la vida termina aquí... algunas veces literalmente.

En el desafío final del juego de la vida, tener descendencia es el premio definitivo. Continuar la línea con la próxima generación es lo más próximo a la inmortalidad. Pero no es ni mucho menos fácil. Algunos progenitores deben arriesgar sus propias vidas por su descencencia.