Washington es en muchos sentidos una ciudad de extremos. Starland Vocal Band, Marvin Gaye, Duke Ellington, Nils Lofgren, Chuck Brown, Henry Rollins, Fugazi y Trouble Funk, todos provienen de Washington. En los años 70, el estilo de música go-go se originó aquí, y se ha mantenido como una moda local desde entonces. Dave Grohl se sienta con Tony Fisher de Trouble Funk, para hablar del go-go, y explora sus orígenes con Chuck Brown, padrino indiscutible del género. También habla con Don Zientara, propietario de Inner Ear Studios, del que dice que Dave «ha producido toda la banda sonora de mi juventud», así como con miembros de la banda de harDCore Bad Brains, con Ian MacKaye de Teen Idles, con Minor Threat y con Fugazi, todos grabando su producción musical en Inner Ear durante décadas. La canción «The Feast and the Famine» se graba durante este episodio.
Los episodios más cruciales de la Segunda Guerra Mundial cobran vida en esta espectacular serie documental, una crónica definitiva sobre el conflicto bélico más sangriento de la historia. Realizada con imágenes restauradas cuidadosamente y coloreadas, cuenta con un elenco estelar de historiadores para analizar cada momento clave mostrado gráficamente. En el primer episodio, Alemania desarrolla unas tácticas de guerra nunca antes vistas para derrotar sin paliativos y arrinconar a las fuerzas aliadas contra el mar en Dunquerque. Todo ello ocurre gracias al empleo coordinado de la infantería, los tanques y los cazabombarderos mediante el uso avanzado de la radio y a los rápidos avances de las tropas, que no descansan hasta romper el frente.
Adicto a la cocaína desde las heridas causadas por el intento de magnicidio de Stauffenberg, Hiler ordena un audaz plan para recuperar la iniciativa en la guerra. Imágenes restauradas y coloreadas nos muestran los inicios de la ofensiva alemana y la llegada del general George Patton a Bastoña para romper el asedio de la ciudad. También conoceremos el papel de los comandos alemanes, que infiltraron soldados angloparlantes disfrazados de tropas aliadas detrás de las líneas enemigas para sembrar la confusión.
El centro de nuestra galaxia alberga un monstruo invisible de un poder inimaginable: un agujero negro supermasivo llamado estrella Sagitario A, con cuatro millones de veces la masa del Sol. Recientes avances astronómicos han confirmado no solo la existencia de agujeros negros como la estrella Sagitario A, sino que estos extraños objetos invisibles pueden ser los protagonistas galácticos definitivos. Las impresionantes imágenes generadas por ordenador nos llevan a presenciar los orígenes ardientes del agujero negro de nuestra galaxia hace 13.600 millones de años, cuando el universo primitivo albergaba enormes estrellas azules que, cuando se quedaron sin combustible, colapsaron bajo su propia enorme masa, aplastandose en un objeto tan pequeño y tan denso que perforó un agujero en la estructura del universo. Durante miles de millones de años, la estrella Sagitario A se dio un festín con el gas y las estrellas cercanas y con fusiones cataclísmicas con otros agujeros negros. Un descubrimiento revolucionario realizado por el telescopio de rayos gamma Fermi de la NASA ha demostrado que nuestro agujero negro tenía el poder de esculpir toda la galaxia, creando vastas burbujas de gas por encima y por debajo de nuestra galaxia e incluso protegiendo sistemas estelares como el nuestro. En una alucinante conclusión, Brian Cox revela cómo nuestra comprensión moderna de los agujeros negros está desafiando nuestros conceptos de realidad hasta el punto de ruptura. Al tratar de comprender el destino de los objetos que caen en la estrella Sagitario A, los científicos han llegado a una conclusión sorprendente: el espacio y el tiempo, conceptos tan fundamentales para la forma en que experimentamos el mundo que nos rodea, no son tan fundamentales como alguna vez pensamos.
¿Cómo llegó a existir el universo? Gracias a una serie de descubrimientos, nuestras misiones espaciales más poderosas han desvelado 13.800 millones de años de evolución cósmica y han revelado la historia de nuestro universo desde su nacimiento hasta la llegada de nuestra naciente civilización. Nuestra guía en esta odisea de regreso a los albores de los tiempos es la luz. Los telescopios son máquinas del tiempo: al observar el universo distante, abren una ventana al pasado. Un telescopio más que cualquier otro nos ha ayudado a viajar a través de la historia del universo: el Telescopio Espacial Hubble de la NASA. Sorprendentemente, Hubble incluso ha encontrado una de las primeras galaxias que existieron en el universo, que nació hace unos 13.400 millones de años. Es un descubrimiento que indica los inicios de nuestra propia Vía Láctea. Realistas imágenes generadas por ordenador dan vida a esta antigua galaxia, permitiéndonos presenciar por nosotros mismos el primer amanecer. Fue el comienzo de una relación entre estrellas y planetas que, en un mundo lejano, conduciría al origen de la vida y, en última instancia, a nosotros. Los increíbles descubrimientos del Hubble han permitido a los científicos reconstruir una gran parte de nuestra historia cósmica, pero no pueden llevarnos al momento más importante de la historia: el Big Bang. Durante décadas, el momento en que comenzó el universo fue objeto de pura especulación, pero al combinar la astronomía y la cosmología, los científicos finalmente encontraron una manera de poner a prueba sus teorías y estudiar los eventos trascendentales que tuvieron lugar durante el Big Bang. Pueden hacer esto porque el telescopio espacial Planck de la Agencia Espacial Europea ha visto el resplandor del Big Bang, algo que llamamos Fondo Cósmico de Microondas. El detalle tan fino que Planck nos daba ha ayudado a confirmar algo notable: el Big Bang puede no ser el comienzo. Hubo un tiempo antes del amanecer, un lugar más allá de lo que podemos comprender. El profesor Brian Cox nos transporta a la fracción de segundo anterior al Big Bang, cuando se plantaron las semillas de nuestro universo.
También habla con Don Zientara, propietario de Inner Ear Studios, del que dice que Dave «ha producido toda la banda sonora de mi juventud», así como con miembros de la banda de harDCore Bad Brains, con Ian MacKaye de Teen Idles, con Minor Threat y con Fugazi, todos grabando su producción musical en Inner Ear durante décadas. La canción «The Feast and the Famine» se graba durante este episodio.