Una sola neurona no puede pensar, no es consciente, pero si suman algunas neuronas más, y otras más, y las vamos conectando, al final el conjunto será capaz de pensar, experimentar emociones, tener opiniones, desarrollar una personalidad y saber que existe. ¿Cómo pueden crearse cosas tan complejas con ingredientes tan simples? Responder esa pregunta nos lleva a saber quiénes somos y cómo fuimos creados. Hoy, usaremos lo que la neurociencia sabe a día de hoy para hacer que una ciudad funcione como un cerebro, utilizando a los habitantes como neuronas.
Todo empieza como un estudio dirigido por un profesor de psicología de Stanford sobre la vida en la cárcel. Eran 24 voluntarios, doce guardias y doce prisioneros. Aceptaron pasar las dos semanas siguientes recreando la vida en una prisión. La conclusión del estudio fue que, dada las circunstancias adecuadas, la gente normal se puede comportar como monstruos. Pero, ¿Y si la causa del cruel comportamiento de los participantes no fue la que siempre se nos había dicho?
¿Dónde están todos? Hemos estado intentando oír mensajes del espacio exterior durante más de medio siglo, pero hasta ahora... silencio, ¿por qué? ¿Estamos solos en el universo? ¿O todos hacen lo mismo que nosotros y solo intentan escuchar? Tal vez necesitemos gritar. Tal vez habría que enviar más mensajes. Pero ¿cómo escribimos una carta a un extraterrestre cuyo lenguaje, cultura, biología y mente no conocemos? ¿Y qué les diríamos? Dadas todas las dudas sobre cómo podrían comportarse los extraterrestres, ¿realmente sería bueno comunicarnos con ellos?
Probar algo por completo es difícil, casi imposible. En cambio, tenemos la fe del creyente, el intervalo de confianza del científico. Lo que sabemos es algo que solo creemos saber. En este episodio, les mostraremos las mentiras que nos decimos a nosotros mismos. Y usaremos la convicción para transformar una mentira en verdad.
Desde que el primer episodio de la serie salió a las ondas en 1966, la franquicia de Star Trek ha tenido una historia de éxitos y fracasos con la industria de los juguetes. Desde el modelo a escala del USS Enterprise al oscuro mercadeo con Remco y a la bancarrota de Mego en 1983. Playmates Toys recogieron la licencia a finales de los 80 y consiguieron un resurgimiento de las ventas de juguetes de la franquicia. Desde comienzo de este siglo hacia adelante, compañías como Art Asylum and McFarlane Toys continúan manteniendo viva la llama de sus juguetes.
Hoy, usaremos lo que la neurociencia sabe a día de hoy para hacer que una ciudad funcione como un cerebro, utilizando a los habitantes como neuronas.