A mediado de 1942 el ejército de Hitler invade el sur de Rusia para tomar los campos petrolíferos de Cáucaso. En su camino hay una ciudad estratégica y propagandística: Stalingrado. Si pueden capturar esta ciudad, tendrán libre el camino hasta los montes Urales. Pero lo que Hitler no ha tenido en cuenta es la enorme resistencia y voluntad del pueblo soviético. Los hombres y mujeres van a defender su patria a toda costa. Lo que sucede en Stalingrado está considerado como la batalla más sangrienta en la historia de la humanidad, con bajas estimadas en más de dos millones de personas, entre soldados de ambos bandos y civiles soviéticos.
Los episodios más cruciales de la Segunda Guerra Mundial cobran vida en esta espectacular serie documental, una crónica definitiva sobre el conflicto bélico más sangriento de la historia. Realizada con imágenes restauradas cuidadosamente y coloreadas, cuenta con un elenco estelar de historiadores para analizar cada momento clave mostrado gráficamente. En el primer episodio, Alemania desarrolla unas tácticas de guerra nunca antes vistas para derrotar sin paliativos y arrinconar a las fuerzas aliadas contra el mar en Dunquerque. Todo ello ocurre gracias al empleo coordinado de la infantería, los tanques y los cazabombarderos mediante el uso avanzado de la radio y a los rápidos avances de las tropas, que no descansan hasta romper el frente.
Los soldados y oficiales continuamente entraban en conflicto con su conciencia. ¿Cuanta libertad tenían cuando ejecutaban los planes criminales de Hitler? Los documentos que se aportan en este episodio demuestran que los generales eran conscientes de los crímenes de guerra en que estaban implicados y que algunos lo discutían casi compulsivamente. Crímenes como matar cualquier comisario soviético y matar a los judíos, incluidos los niños.
La determinación de las fuerzas alemanas de seguir luchando a pesar de lo incierto de la victoria tuvo consecuencias desastrosas. Desde Normandía en 1944, la Wehrmacht estuvo a la defensiva en todos los frentes. Estaba claro para los generales que Alemania perdería pronto la guerra. Gerhard Graf von Schwerin Rindió la ciudad de Aachen a los norteamericanos para evitar un baño de sangre. Otros comandantes empujaron a sus soldados a luchar hasta el último hombre y esto fue aceptado por un gran número de soldados. Más de un millón de soldados alemanes murieron en 1945 solo en el frente occidental.
Entre los rangos de la Wehrmacht hubo una oposición limitada hacia Hitler. La mayoría de los oficiales inicialmente sintieron entusiasmo por la perspectiva de la guerra y estaban agradecidos a Hitler por haber mejorado en su carrera militar. Además, todos los soldados tenían que hacer un juramento de obediencia al Führer. Hubo, sin embargo, algunos oficiales que se opusieron a Hitler. Para algunos hubo razones morales y para otros las tácticas militares les hacían perder la guerra. Hubo muchos complots y atentados, el más conocido de Claus von Stauffenberg. Algunos soldados se negar a empuñar las armas y fueron fusilados, otros desertaron, otros sabotearon. Pero la mayoría de la Wehrmacht llevó a cabo las órdenes de Hitler incluso si eran actos de atrocidad.
Lo que sucede en Stalingrado está considerado como la batalla más sangrienta en la historia de la humanidad, con bajas estimadas en más de dos millones de personas, entre soldados de ambos bandos y civiles soviéticos.